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La llegada de la feria de la PMA en las Vegas todos los años siempre es un buen momento para reflexionar sobre el presente y el futuro del negocio de la fotografía digital. En particular sobre la locura en la que se ha transformado el segmento de las cámara compactas.

La resolución de una copia fotográfica de muy alta calidad, y la que el ojo humano es capaz de percibir a distancias muy cercanas, ronda los 300 puntos por pulgada de papel. Si trasladamos esto al formato más utilizado -10×13- podemos tener esa calidad con una cámara de 3 megapíxels. Sí, tres. Si queremos hacer algo un poco más grande, digamos un clásico 18×24, con una cámara de 5-6 megapíxels tendremos de sobra.

La calidad de los objetivos de distancia focal fija, a día de hoy está siendo alcanzada por unos pocos objetivos zoom, y siempre con rango muy corto, no más de 2 a 3 veces entre ambos extremos. El resto simplemente ni se acerca, y los sacrificios en la calidad óptica a los que están llegando las compactas con motivo de un estúpido número cada vez son mayores. Lo mismo de los megapíxels y los superzoom se lo podríamos aplicar a la sensibilidad ISO máxima de la cámara, con valores extremos totalmente demenciales.

La calidad de nuestra imagen la definirán fundamentalmente estas dos cosas, el sensor y la óptica. Sin embargo las tendencias del mercado, y los diseños de las marcas decididos en los departamentos de marketing, nos ofrecen cada vez más zoom y más megapíxels. El único fabricante que resistía el envite, Fujifilm y sus SuperCCD de 6 mpix, ha cedido a la presión del mercado. La presentación por parte de una conocida marca de una cámara con zoom 20x, y las primeras compactas con 14 megapíxels, o ISO por encima de 10,000 confirman que esta tendencia está lejos de acabar. La calidad de imagen y el marketing siguen caminos que cada vez se separan más. Cuando un conocido me pidió consejo hace poco para comprar una réflex digital y le hablé de objetivos, la pregunta era “si, ya… pero eso que significa, ¿4x? ¿7x? mi compacta tiene más”.

Una cámara compacta de 12mpix no sólo no es probable que haga mejores fotos que una de 6, sino que observando detenidamente la imagen seguramente ocurra lo contrario. La miniaturización de las máquinas empeora aún más el asunto. Los sensores son cada vez más pequeños y la consecuencia directa es ruido, ruido y más ruido. ¡El tamaño importa! Lo mismo se puede aplicar a un “sencillo” zoom equivalente a un 35-100 en comparación con los zoom-mega-X cada vez más extremos. De nada me sirve tampoco que mi cámara llegue a ISO 12800 si lo que me entrega no puede ni de lejos llamarse fotografía.

Cada vez tengo más claro que la batalla de los megapíxels y los superzoom no la ganan las marcas, la perdemos los fotógrafos. Creo que si algún fabricante se arriesgase de verdad a hacer una cámara con un objetivo fijo luminoso, digamos equivalente a un 24mm, y con un sensor de tamaño mediano y no más de 6mpix, algún ejecutivo de marketing se sonrrojaría con el resultado de ventas.

Por wiggin