Cuando apretamos el disparador de la cámara, congelamos un instante –más o menos largo- de tiempo en un cuadro estático y plano. Si queremos que las fotografías conserven una parte del dinamismo de la escena, uno de los métodos para sugerir un cierto movimiento consiste en permitir que una parte de la escena quede borrosa. La mejor manera de transmitir sensación de movimiento, la obtendremos con el uso de velocidades de obturación lenta. Para que la sensación sea completa, necesitamos contraponer elementos -o partes de la imagen- nítidos con alguno u otros borrosos.

Bajo esta premisa, habrá 2 clases de imágenes-tipo, que serán: fondo nítido compartiendo protagonismo con móviles difuminados, y fondo movido y elementos móviles total o parcialmente nítidos. En LAB04, trataremos las primeras, siendo las partes borrosas protagonistas de la imagen. Como hablamos de fotografía, los efectos de borrosidad obtenidos con procesados, debemos evitarlos.

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Con este planteamiento para el LAB04, también evitaremos las imágenes en que todo lo mostrado se vea borroso, ya que la mayoría, y a pesar de alguna pueda considerarse estéticamente conseguida, suelen ser producto del azar o errores en la ejecución. Un ejemplo de lo contrario se puede encontrar en la fotografía de Ernst Haas.

Procuraremos seleccionar una velocidad lo suficientemente lenta que muestre un nivel de movido que refleje fielmente que es intencionado, y no que por su levedad pueda ser interpretado como un error en el momento de la toma. Un buen punto de partida puede ser la mitad de la necesaria para obtener una imagen nítida, que dependerá fundamentalmente de la velocidad de los objetos que aparecen en el visor, pero también de su dirección respecto al fotógrafo, así como del punto de vista y la distancia. Un objeto cercano quedará más borroso, al igual que uno que se desplaza cruzando el campo visual, para una misma velocidad de obturación, que un objeto lejano o que se desplaza hacia la cámara.

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En fotografía no deportiva, predominan las imágenes con fondo nítido, y aunque el efecto deseado, dependerá de la velocidad y dirección de los móviles, un intervalo entre 1/15” y 1” convendrá a la mayoría. Estas velocidades en días soleados pueden ser demasiado bajas, y para poder utilizarlas sin sobreexponer la imagen deberemos utilizar un filtro neutro, que bloquea una parte importante de la luz que llega a la película o sensor digital.

Uno de los motivos recurrentes para transmitir la sensación de movimiento rompiendo la ‘estaticidad’ de la imagen es el agua ya sea un torrente, el mar u otra forma. Si suponemos que la cámara esta siempre fija e inamovible (usamos trípode o similar), con este punto de partida es sumamente fácil conseguir que los elementos que aparecen en una fotografía se registren con movimiento.

La elección más «difícil» es saber cuánto tiempo de exposición es el correcto para cada situación. Los factores más importantes en la «intensidad» del movimiento del agua reflejado en una fotografía son: la velocidad de obturación, la distancia que recorre el agua dentro del encuadre y la velocidad del movimiento.

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La velocidad de obturación es el único factor 100% controlado por nosotros mismos, con extremos llegando a producir imágenes donde el agua aparece como una textura suave (sedosa) y en el caso opuesto con emplearán velocidades de obturación muy elevadas (cortas) para congelar el movimiento del agua y que se aprecie una textura similar a la que el ojo humano tiene de la misma.

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La distancia que recorre el agua dentro del encuadre es un factor que depende de la separación entre la cámara y el elemento en el encuadre, la distancia focal y la dirección del movimiento respecto de la cámara. Si pensamos en un torrente de agua, en unas condiciones dadas el agua hará un trayecto dentro del encuadre, si nos acercamos a la mitad de distancia, o usamos el doble de focal, el agua avanzará el doble. En la práctica esto solo se nota de una forma obvia cuando hay una gran distancia entre el primer plano y el fondo y ambos incluyen agua.

La velocidad de movimiento del agua. Tan simple como parece, cuanto más se mueva el agua, mas movida podrá salir en una fotografía. En cualquier caso podemos congelar el movimiento del agua por muy fuerte que este sea, pero nunca podremos hacer que un agua estancada parezca una cascada.

Texto: El Carles, Miguel. Fotografías: El Carles, JPerez, Basa, El Falsu, Nilo Merino, Miguel.