Por Juan Ángel Caballero | 1ª parte | 2ª parte | 3ª parte
Fotos de: Juanito, Buenagana, Cigalotron
Hemos visto en  los tres capítulos anteriores de qué forma podemos ejercitar ese ojo  interior que propuso Plotonio para encontrar un camino que nos lleve a «saber  ver la forma en lo informe, … hacer aparecer aspectos del ser que la  pereza de la costumbre mantenía ocultos».  Recordemos que el estudio  de la fisonomía de los actores se centraba en averiguar el  comportamiento fotogénico de las facciones del rostro respecto a la  iluminación y a la cámara, con una triple finalidad: «Intentar cuidar  que el actor siempre ofrezca su mejor imagen, transmitir las  sensaciones y emociones que reflejen los principios morales, éticos e  ideológicos del protagonista, y conseguir llamar la atención sobre el  espectador, excitar su deseo o proporcionarle placer visual”.
Haciendo  caso omiso de las posibles correcciones maxilofaciales que podamos  sugerirle, disponemos de múltiples mecanismos que aseguran un  reequilibrio en nuestros rasgos fisonómicos:
La  iluminación. Sabemos que el rostro queda favorecido bajo diversas  condiciones lumínicas: la utilización de iluminaciones con relaciones de  contraste pequeñas, el uso de luces laterales suaves y tamizadas a  través de ventanales y lámparas de mesa, la coloración cálida (rosa,  ámbar) de las lámparas que unifica y suaviza, y el recurso de la  penumbra por disimular los defectos.
Así, una iluminación natural sin  sombras realzaría la belleza de las mujeres; una luz lateral y  contrastada acentuaría el carácter y la dramatización en los hombres;  una cálida luz de atardecer dentro de un entorno familiar daría descanso  a una anciana; y un resplandor rojizo de un horno expresaría la dureza  del trabajo del obrero.
Utilizar una única luz/ sombra no siempre es  lo más acertado, como ocurre por ejemplo, al tener que corregir una  amplia frente a la vez que una barbilla saliente, o cuando te enfrentas  ante una nariz aguileña y unas bolsas bajo los ojos. Entonces debes usar  dos luces: una desde abajo y otra desde lo alto, cortando en medio y  sombreando la parte contraria. Existen ocasiones donde no puedes  trabajar cerca del personaje y cortar así la luz, entonces estás  obligado a llegar a una situación de compromiso, optando por escoger una  gran luz difusa o eligiendo una en el eje de cámara.
Según la  procedencia de la luz las facciones adquirirán mayor o menor volumen. Es  fácil entender que con luz lateral y la cara no frontal colocar la luz  principal en la zona de la oreja no-visible alarga las facciones y  colocarla en el lado de la oreja visible la ensancha.
Fotos de: Pikkabbu, Bill, Coke, Juanito.
El maquillaje y la peluquería. Corrige ciertos aspectos  físicos del rostro, modificando su estética. Así, por ejemplo, dibujando  una línea brillante por el interior del párpado inferior y aclarando el  centro del párpado superior conseguiremos juntar unos ojos separados;  por el contrario, los separaremos maquillando la mitad interior con una  sombra pálida y la exterior con otra más oscura.
Trucos para  eliminar las arrugas existen muchos, desde esconder pinzas tras la  cabellera que estiren la piel hasta empastar los surcos disminuyendo su  contraste. Usualmente se le acompaña bajándoles la altura de los  proyectores, ampliando su tamaño,  haciéndole mirar hacia arriba de  donde procede dicha luz, o incluyendo una media delante del objetivo.
Por  ejemplo, Néstor Almendros ASC prefiere una tez sonrosada y pálida que  las pieles curtidas por el sol. La luz necesitará menos intensidad y  brillará menos con lo que el trabajo de maquillaje se reduce  ostensiblemente.
La postura del cuerpo y rostro respecto a  la cámara. Debemos invitar al modelo a actuar de una manera  determinada, dirigiendo su mirada hacia uno u otro lado. Consideramos  más agradable el “tres cuartos” porque, rompe las líneas rectas y  paralelas del rostro de frente, y mantiene el contacto visual con la  cámara dando más impresión relajada.
La posición lateral es una  postura más difícil de reconocer al dibujar el perfil de la cara, cuello  y cabellera. Al darnos poca información de nuestra apariencia se presta  para ofrecer un aspecto más indirecto e informal.
La propia personalidad del actor, enfatizando sus expresiones faciales, ademanes o gestos. Así, por ejemplo, para cada emoción en particular hay una zona concreta de la cara que proporciona la mayoría de la información necesaria,”…la zona nariz/mejilla/boca es esencial para el disgusto; para el miedo, la zona clave es la de los ojos/ párpados; para la felicidad, la zona de las mejillas/boca y la de las cejas/frente, la sorpresa se aprecia en cualquiera de las zonas del rostro”.
La composición del marco, haciendo hincapié en la colocación de los ojos según sea el plano acordado y la relación de aspecto. Así, el formato estándar nos obliga a situar los ojos en el tercio superior. Tiene su lógica: “si nos miramos al espejo lo primero que vemos son los ojos, si miramos cualquier cuadro nos fijamos primeramente en la parte superior ya que los ojos están en la parte superior del rostro; si no lo encontramos empezaríamos a viajar” Claro que hay excepciones: si mira hacia arriba tendríamos que colocarlo en la parte inferior; cuando mira hacia abajo, situarlo en la parte superior; y en el caso que esté mirando hacia un lado daremos aire a ese lado del encuadre, salvo si en ese intento de reojo devuelva su mirada a cámara.
La situación de la cámara respecto del personaje. La elevación de la cámara será obligada para corregir las caras redondas, las frentes pequeñas, las mandíbulas prominentes, o las papadas. Por el contrario, las caras alargadas, las calvicies, las frentes amplias o las narizotas pedirán bajar la cámara.
La decoración y el vestuario,  que ejercen gran influencia visual y psicológica, como por ejemplo  incluir una pipa, un collar, un osito, un piano, un ajedrez, un maletín,  un tatuaje o una iguana.
Apelamos a una indumentaria en consonancia  a la imagen que queramos ofrecer, haciéndola cómoda, acorde a su edad,  variopinta en su color, forma, y de gran peso visual.
Asimismo, los  fondos son muy útiles para definir a nuestro personaje y no tendrá el  mismo valor un tapiz medieval, un forillo abstracto, o una pared blanca  con proyección de un skyline.
Los ángulos y filtros de cámara. Es fácil adivinar que los angulares ensanchan las facciones estrechas y alargadas, y los teleobjetivos aplastan los rasgos más sobresalientes. Los filtros difusores y gasas nos ayudarán a suavizar y rejuvenecer las texturas de la piel.

Fotos de: Lur, Redrum, Marita, Aitor
Bibliografía:
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