Introducción

¿Puede un libro de fotografía ser un fracaso en su momento y luego convertirse en uno de los más renombrados? Puede. Ha pasado varias veces.

¿Puede la crítica especializada denostar un trabajo, que poco después se considera una de las cumbres de la fotografía? Puede. A Bill Brandt le ha pasado. Su libro Perspectives of nudes (1961) fue recibido por ciertos sectores de su país con críticas que iban desde la frialdad al rechazo más absoluto. No se debe hacer eso le dijeron. Pero como a casi todos el tiempo les pone en su sitio, poco después el mismísimo Cecil Beaton dijo de él que era el más grande fotógrafo inglés.



Antecedentes

Bill Brandt, de padre inglés, nació en Hamburgo. Se inició en la fotografía en Viena, para posteriormente pasar por París, donde fue ayudante de Man Ray. Se trató únicamente de unos meses, pero le permitió conocer el movimiento surrealista, y la obra de Kertesz, Brassai y Atget, que influenciarían su personal estilo.

Andre Kertesz

Man Ray

En 1931 se establece en Londres. Hasta la Segunda Guerra Mundial desarrolla un trabajo de documentalista de la vida social y cultural. Sin embargo su forma de abordar el fotorreportaje difiere del clásico estilo a lo Cartier-Bresson y su momento decisivo. Brandt planifica las fotos, vuelve repetidamente a los sitios buscando la luz que desea y recurre a conocidos y familiares para sus fotos. Ni siquiera utiliza cámaras de 35mm, como la mítica Leica. Él prefiere una Rolleiflex de 120mm. Pero a lo infrecuente de su metodología, su primer libro The English at home está plenamente enraizado con la tradición inglesa en cuanto a temática social y muestra las diferencias de clase entre la aristocracia y la gente común. No tiene mucho éxito, pero tampoco le preocupa, pues no depende de la fotografía para subsistir.

Después de la guerra cambia los reportajes por fotografías de paisajes, los retratos y los desnudos. Su estilo se vuelve cada vez más marcado y personal. Fotos con atmósferas cargadas, lúgubres incluso, llenas de misterio. Impactantes y duras. Ásperas. Fotos que pueden resultar opresivas, inspiradas por las películas de Hitchcock. Muy trabajadas en el laboratorio, donde muchas veces las copias se sobreexponen ostensiblemente. Reduce la escala tonal, suprimiendo los tonos medios, con un soberbio dominio del contraste. Tampoco tiene reparo en utilizar dos negativos para obtener paisajes con una increíble profundidad de campo, ya que, como él mismo dijo: la fotografía es aún un medio nuevo. Todo esta permitido y todo debe intentarse.

Peter Sellers, 1963

Picasso

Perspectivas sobre el desnudo

En una tienda de segunda mano, en Covent Garden, un día encuentra y compra una cámara que le ayudará a ir un paso más allá en su estilo y con la que entrará en la historia de la fotografía. Se trata de una cámara de placas Kodak de madera, del siglo XIX. Carece de obturador y su objetivo cubre 110º de visión, con un diafragma ínfimo. Casi una pinhole. Con ella se obtienen fotos con una increíble profundidad de campo. Según parece, Scotland Yard la usaba para fotografiar escenas de crímenes, por su enorme definición. Weston dijo de ese modelo que veía más que el ojo.

Con esta cámara Brandt puede ver como un ratón, un pez o una mosca y empieza a realizar una serie de desnudos totalmente innovadores. Las fotos son una mezcla de realidad y ensoñación, y la maneja como una combinación explosiva de la fisicidad que produce el que todo esté a foco y la irrealidad surgida de la deformación propia de ese gran angular. Brandt descubre un mundo nuevo, con el que había soñado. Ya puede trasladar a sus fotos la sensación que tuvo viendo Ciudadano Kane: una profundidad de campo infinita y unos espacios estilizados por la focal usada.

Los cuerpos, descontextualizados, en primer plano, se deforman. Son lo que vemos, pero no son como los vemos nosotros. Dejé de fotografiar lo que veía para fotografiar lo que veía la cámara, hecho que emparenta con su gusto surrealista y la definición de Breton de automatismos puramente físicos.

Las formas surgen del paisaje, germinan y se cargan de simbolismo. El mar y la mujer como lugar de creación, como metáfora de la creación. Copias dramáticas y tenebrosas, en papel duro, donde en muchos casos desaparecen los tonos medios.

Sin embargo, lo que hoy vemos como todo un hallazgo que ha expandido el lenguaje fotográfico, en su momento recibió duras críticas, por saltarse las reglas de la representación de la realidad y del desnudo. Ya existían obras como las distorsiones de Kertesz, pero había (hay) una gran diferencia. Brandt lo hacía con medios meramente fotográficos y no se entendía, no se veía con buenos ojos, que se emplease un elemento que se creía “objetivo” para obtener una imagen que claramente no era real. Se le definió de fotografía abstracta, y se le acusó de formalismo gratuito, a lo que Brandt contestó: No me interesan las reglas y convencionalismos. La fotografía no es un deporte.

No es que el resto de la obra de Bill Brandt no esté a una gran altura, como sus magníficos retratos de los años 40. Lo que ocurre es que, aunque se vea la misma personalidad y el mismo estilo en toda su producción, la serie de desnudos resulta absolutamente rompedora. Y en gran medida es por conseguir trasladar a la fotografía toda una serie de influencias externas al mundo fotográfico. Desde el cine de Hitchcock o Ciudadano Kane a las esculturas de Henry Moore o Giacometti, los cuadros de Balthus u obras literarias como “Alicia en el país de las maravillas”.

Henry Moore

Balthus

Ciudadano Kane

Brandt en los otros

Todo lo que en su momento se contempló como intolerable ha sido asumido por el imaginario colectivo. Su obra es plenamente reconocida y ha adquirido una atemporalidad que la hace clásica, sin que por ello haya perdido nada de su fuerza inicial. Su lenguaje personal, su innovación, se puede apreciar como antecedente en la obra de muchos fotógrafos coetáneos y posteriores, como por ejemplo las obras de Kishin Shinoyama o de Arno Raphael Minkkinen. Pero no sólo en los desnudos ha dejado su huella. En la obra de Martin Parr, sobre todo en su primera época en blanco y negro, podemos ver la influencia de los trabajos de reportaje de Brandt. O ecos del tratamiento de sus retratos en las fotos de Anton Corbijn.

Minkkinen

Minkkinen

Shinoyama

Texto: ©Héctor Fdez. Santos-Díez

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