Los elementos gráficos con mayor energía en una imagen son las líneas, elementos que presentan propiedades más complejas que el punto por su propia generación: la línea puede leerse como un punto en movimiento o como la historia del movimiento de un punto. Además de una posición suelen crear direcciones hacia algún elemento de interés, fronteras entre áreas (p.e.: yuxtaposición de tonos), sensación óptica de profundidad o movimiento y organizan la estructura de la imagen, en ocasiones llegando a constituirse en el protagonista principal de la misma. En función del efecto que, como elementos gráficos, pueden provocar, las líneas pueden utilizarse como vectores de dirección (dirigir la mirada) o como límites de separación (para realizar una zonificación de la imagen o para evitar que la mirada se dirija a determinadas zonas). Las líneas presentes en una escena deben estar de acuerdo con el simbolismo pretendido de la imagen o, al menos, no interferir con él.

En la interpretación de la información visual nuestra mente asocia elementos a modo de construcciones visuales al unir varios puntos, o al separar áreas con diferentes colores, texturas o tonos de tal modo que creamos líneas sin que estas deban estar presentes físicamente. Las líneas también pueden aparecer implícitas en el contenido de la imagen, siendo las más atrayentes las que crea la visión de un sujeto presente en la imagen, o bien un objeto en movimiento o en situación de comenzarlo.

Hay dos grupos fundamentales de líneas: rectas y curvas. Las primeras tienen un sentido de propósito, llevándonos directamente hacia una determinada área de la imagen. Y puesto que el marco (límite) de la imagen está constituido por líneas rectas, interactúan con éste por comparación. Las curvas –genéricamente– «suavizan» el trayecto de la mirada, adquiriendo más importancia cuanta menos información haya en los límites del marco. En ocasiones el mensaje se reforzará por las interacciones entre varias líneas, y en otras lo hará aislando un pequeño tramo para aumentar la tensión.

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Las líneas horizontales son en cierto sentido la base de la composición, nuestra forma de mirar tiene esa orientación, al igual que la lectura en la cultura occidental. Las líneas horizontales pueden expresar estabilidad, calma, una base protectora y fría, o la amplitud de un lugar. Salvo algún motivo que justifique la simetría no deben situarse en el centro de la imagen, que resultará muy estática, sino justo por encima, o por debajo, del área que se quiera enfatizar. Las verticales, alineándose con el otro borde del marco, pueden asociarse con una barrera o soporte, expresando fuerza o poder, son asertivas y directas. Al igual que las horizontales sólo un buen motivo justifica su situación en el centro. Si en una composición un elemento lineal en vertical atraviesa de lado a lado la foto, se produce cierto efecto de doble imagen, en la que ambas partes de la foto pueden ser entendidas por separado, incluso con sus propias reglas compositivas distintas.

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Las líneas diagonales, las quebradas en Z o los ángulos expresan más energía, pudiendo representar el desequilibrio de las verticales, y expresar velocidad o dirección de forma más intensa, al representar tensiones, en mayor o menor grado en función de su relación con la gravedad. La convergencia de líneas horizontales o verticales con el uso de objetivos angulares crea sensación de profundidad a través de las diagonales formadas. Una diagonal de esquina a esquina puede crear una composición estática al igual que una vertical centrada.

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Las líneas curvas nos dirigen la mirada de manera más suave, pudiendo esta progresión dotar de ritmo a la imagen, expresando elegancia, continuidad y fluidez. Los sucesivos cambios de dirección de una curva compuesta en ‘s’ evitan la interferencia con el marco. William Hogarth defendía la expresividad del trazo curvo frente a la sobriedad de las rectas, denominando en sus estudios teóricos a la curva en S la «curva de la belleza» por lo armónicas que suelen resultar las imágenes que la contienen. Las curvas que siguen el camino de la lectura, de la izquierda y arriba hacia la derecha y abajo tendrá una intensidad más marcada (se podría aplicar lo mismo a las diagonales).

Texto: mirando, nosha Fotos: mirando, nosha, Jaime Mu, juanangelr, P Candela, nati, rotia, tejeqteje, baviera.

publicado por Félix Sánchez-Tembleque | wiggin