Reunir una serie de elementos visuales, como puntos, líneas, formas, colores y texturas, que cobran actividad al relacionarse entre sí de diversas maneras para obtener armonías, contrastes, direcciones y equilibrios, con el objetivo de lograr decir lo que deseamos expresar, no es tarea fácil. Para componer es necesario buscar un orden visual, que permita a nuestro cerebro captar lo esencial y encontrar un sentido a eso que vemos. Es importante sea «clara» y seleccione lo que el ojo quiere ver y el orden que ha de tener. Poco o nada tiene que ver con que la forma sea elemental o las relaciones entre los elementos sean poco elaboradas, sino más bien que exista una jerarquización que permita a nuestro ojo viajar placenteramente por el espacio y encontrar un sentido de unidad y valor expresivo. De no ser así, nuestra mirada será vaga y desinteresada con esas composiciones plenas de elementos colocados indiscriminadamente que complicarán visualmente la difícil tarea de hallar el contenido.

No obstante, existe un denominador común en el proceso de percibir inmediatamente y recordar mejor nuestro entorno pleno de estructuras complejas en constante movimiento, que consiste en la simplicidad estructural, en elegir el camino más corto, la opción más sencilla, el objeto más simple, con menos elementos y distribuidos de la forma más lógica. Aunque eso no quiere decir que no nos tomemos nuestro tiempo en reconocer las figuras y objetos, y para ello nos apoyamos en la memoria y en la comparación constante entre lo que vemos y lo que ya hemos visto, acumulando un sinfín de predicciones como contornos, tonos, gradientes de tamaño y texturas. Y es que nuestro orden visual, en definitiva, prima “centrar su atención en potenciar las constantes figura/ fondo, donde la figura es el centro de atención, tiene un contorno, tiene un aspecto más sólido que el fondo, un color más compacto y se encuentra sobre el fondo”.

Combinar algunos de estos aspectos en la consecución de las imágenes es garantía de la eficacia y el éxito, aunque varíe según nuestros intereses, expectativas o nivel cultural, y lo constata el hecho que podamos escoger de forma muy diversa cómo se pueden relacionar los elementos dentro del encuadre creando imágenes planas y bidimensionales, estratificadas con profundidad, o ambiguas y abstractas.

La Dimensión y la Proporción

La mejor relación comparativa de los diferentes elementos en relación con el tamaño o la cantidad es la proporción aúrea, Φ=1.618. Es una cifra que se caracteriza por ser la forma más sencilla de relación de un elemento con sus vecinos, tal y como lo vemos en la propia naturaleza, como por ejemplo en la superposición de los pétalos de una rosa o en las disposiciones de los brotes de las hojas de una planta que se rigen por esta proporción para optimizar su exposición al sol, la lluvia y el aire.

De manera análoga, la dimensión del motivo fotográfico guardará proporción con la del encuadre acordado:

  1. El acto de encuadrar acuerda el tamaño aparente del personaje y necesita establecer una distancia de la cámara hasta el personaje bajo un mismo ángulo de visión. Con Retratos el plano más usado es el Plano Medio. El mayor uso de planos más abiertos o más cerrados relajaría o agobiaría de forma acusada a la persona que está intentando conectar con el mensaje. La posición frontal del cuerpo es la más simple y plana y es la que se comunica de forma directa con el espectador. La posición lateral es más informal al subrayar el perfil, realzando el cuello y la cabellera, perdiendo la expresión del rostro y su poder hipnótico, posiblemente porque no estamos acostumbrados a vernos. La colocación más atractiva consiste en los «tres cuartos», lo que redunda en ofrecer una impresión más relajada.
  2. Nuestra percepción visual se adapta mejor al formato apaisado porque crea direcciones, ritmos, o compartimientos espaciales, favoreciendo de ese modo las narraciones; sin embargo, el formato cuadrado se considera más objetivo y descriptivo, y el formato vertical es muy adecuado para retratos por parecer las figuras más altas.
  3. El tamaño de la imagen se establece según el lugar donde se visionará. Los tamaños grandes son destinados para grandes espacios donde apoderarse del espectador y provocar admiración; en cambio, las pequeñas escalas buscan una proximidad visual, que atrape y sea objeto de fetiche.

La Perspectiva

El efecto más evidente de la perspectiva es que las cosas, cuando se ubican en las líneas de fuga, disminuyan en tamaño con la distancia en beneficio de la profundidad de la imagen.

En concreto, para una misma distancia un teleobjetivo nos acerca el objeto aumentando su tamaño relativo, y un gran angular nos alejará haciéndolo más pequeño. En cambio, acortando la distancia con el objetivo angular aumentará dicho tamaño en relación a su entorno y alejando el teleobjetivo equiparará su tamaño con respecto a su entorno. Se hacen servir las longitudes focales que proporcionen la visión más natural del personaje según su estructura ósea y sus peculiaridades faciales. En concreto, las actrices suelen elegir los teleobjetivos por comprimir los posibles rasgos angulados del rostro así como suavizar las arrugas o cicatrices

Buscar el tiro de cámara adecuado se convertirá en nuestro fin para orientar espacialmente estos objetos, dirigiendo nuestra atención sobre una parte de éste a la vez que ocultamos su parte contraria. Por ejemplo, un encuadre en picado resaltará frente y nariz, y otro en contrapicado hará lo propio con el mentón y la boca. Del mismo modo, una toma con una desviación por debajo de los ojos haría que el personaje fuese más autoritario, y otra con la desviación por arriba de los ojos evitará que se muestre demasiado serio, produciéndose incluso un efecto de inferioridad. Así, una toma que muestre una posición forzada que acorte aparentemente la figura, como es el caso del escorzo, será de gran utilidad para dinamizar la imagen.

También, el ángulo de visión es uno de los determinantes de la profundidad de campo y la definición de la imagen, cumpliéndose que a mayor ángulo, mayor nitidez y campo enfocado. Así, el objetivo angular aúna nuestro protagonista con su entorno y el teleobjetivo lo aísla.

La Tensión y el Ritmo

La tensión y el ritmo son las variables dinámicas por excelencia para crear la sensación de movimiento. No debemos hacer caso de las imágenes congeladas por tiempos de obturación altos que son dinámicas por naturaleza, sino atender a aquellas imágenes poseedoras de tensión y ritmo dirigidas en su interior.

Las composiciones con equilibrio dinámico dan imágenes complejas basándose en el espacio jerarquizado, la diversidad de elementos y relaciones plásticas, y el contraste. En contra, las composiciones con equilibrio estático proporcionan imágenes sencillas, caracterizadas por la simetría, la repetición de elementos y la modulación del espacio en unidades regulares.

En concreto, la asimetría hace que disminuya la simplicidad y aumente la tensión presente en el campo visual, y con ello suscitamos una demanda imperiosa de simplificación ordenando los elementos integrados en la escena o transfiriéndolos a la tercera dimensión. Ahora, los objetos no buscan el centro geométrico, sino un centro expresivo ligado al contenido de esa imagen. Los personajes y objetos serán colocados en unos puntos de interés que son fáciles de percibir por nuestro ojo y que ya están establecidos por la conocida regla de oro. En sentido contrario, la simetría reparte por igual las masas y tonos a derecha e izquierda de un eje vertical, que manejamos para sugerir valores como la perfección y el orden, con la finalidad de ofrecer un efecto de monotonía.

El peso visual aumenta o disminuye con la ubicación, la dimensión y el aislamiento del objeto dentro del encuadre. Así:

  1. Un objeto situado en el cuadrante inferior izquierdo poseerá la máxima estabilidad, volviéndose inestable al desplazarlo hacia la parte superior y hacia el margen derecho del cuadro.
  2. Los tamaños grandes pesan más que los pequeños, las formas regulares más que las irregulares, los objetos texturados más que aquellos que muestran su acabado liso y los colores cálidos, brillantes y profundos más que los fríos, apagados y pasteles.
  3. Con el sólo hecho de separar y poner fuera de contacto a un objeto con respecto de los demás es suficiente para aumentar su peso considerablemente. Las acciones más notables se logran situando el objeto de mayor dimensión en la parte más estable (la izquierda), o modificando la profundidad de campo de forma que los objetos que están a foco, aunque sean de menor dimensión, tengan el mayor peso.

La dirección visual lleva la mirada del espectador hacia un lado del espacio o hacia el exterior de éste, pudiendo:

  1. Explicitar gráficamente vectores de dirección con dos puntos próximos, una simple línea, un objeto puntiforme, un brazo extendido, o el movimiento creado a partir de un sentido de dirección de desplazamiento. Un objeto que se mueva de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo tendrá la mayor sensación de desplazamiento, mientras que el objeto que se dirija de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha parecerá muy lento.
  2. Utilizar las miradas de los personajes al potenciar la zona del cuadro por donde escapa la mirada.
  3. Recurrir a la perspectiva central para crear direcciones de avance y retroceso entre el primer término y el punto de fuga.

Debido al carácter cerrado del marco y a la instantaneidad del disparo los tiempos prolongados de exposición  y los barridos permiten transmitir la idea de duración y movimiento, muy apropiada para dinamizar la mirada y cargar de valores oníricos o sublimes a las imágenes.

El ritmo se caracteriza por necesitar la alternancia de elementos con propiedades intensivas y cualitativas tal como le ocurre a la música, con sus cadencias y sus espacios vacíos.

La Profundidad

Algunas de las claves favorecedoras para conseguir mayor dinamismo y profundidad en las imágenes son:

  • -La presencia de varios puntos que generan vectores de dirección de lectura.
  • -La línea que separa los diferentes planos y formas, dotando de volumen a los objetos.
  • -La estratificación de los objetos en diferentes planos del espacio encuadrado.
  • -La posición de elementos cercanos al horizonte para alejarse de nuestro protagonista en primer término.
  • -Las variaciones de las luminancias debido a las orientaciones de las superficies de los cuerpos.
  • -El cambio de tamaño y de texturas de las superficies de los objetos y personajes.
  • -La perspectiva que provoca un alto grado de tensión dentro del campo visual.
  • -Las composiciones con equilibrio dinámico y la asimetría.
  • -Los objetivos angulares que logran que las figuras en primer término se adelanten.
  • -El intercalado de diversos planos de luces y de sombras.
  • -La luz dura que provoca sombras nítidas.
  • -Las iluminaciones laterales y cenitales sobre los personajes y cosas, por considerarse luces separadoras.
  • -Las altas intensidades de luz, los diafragmas cerrados y las sensibilidades bajas, por proporcionar mayor nitidez.
  • -El gran contraste de luz y color entre las figuras y su entorno, ayudándonos del uso de colores complementarios y relaciones altas de iluminación.
  • -La cohabitación de colores cálidos /claros y colores fríos/ oscuros para crear en el observador acercamiento y alejamiento espacial respectivamente.

En cambio, existen ciertos factores que regulan la bidimensionalidad de los elementos que integran la imagen:

  • -El punto cuando coincide con el centro geométrico.
  • -La visión del grano y ruido que compromete la nitidez de la imagen.
  • -El exceso de desenfoque o efecto flou.
  • -El monocromatismo de todas las superficies.
  • -La inmovilidad de los personajes.
  • -La posición de todos los objetos y personajes en un mismo término.
  • -Las composiciones con equilibrio estático como la simetría.
  • -Las longitudes focales largas.
  • -Los tiros de cámara cenitales.
  • -La luz suave y ausencia de sombras.
  • -La iluminación en el eje de cámara.
  • -Los niveles bajos de intensidad de luz, los diafragmas abiertos y las sensibilidades altas.
  • -Las relaciones de contraste bajas.
  • -La similitud y armonía entre los colores.

Texto: juan ángel caballero | Fotografías: Aitor, Sandy Hook, JL Rodriguez, Stone, Jaleo, Buenagana, sRGB, Jaime Mu, Cigalotron, Chavi, Nosha, Jansbd, Bill, Sorazu, Quicopedro, Montesino, Teje, Nuskas, Chapi, Don Mammut, Rubichi, Deckard.

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