Mucho antes que por su color, textura y otras características visuales, identificamos los objetos por su forma. Cuando las formas se convierten en el tema principal de la fotografía, esta puede adquirir un gran impacto visual y una cierta calidad abstracta, en especial a través de formas simples, que tienen un fuerte simbolismo.

Para que destaquen es necesario darle a las formas preeminencia y eliminar la información de los detalles que distraen la antención. Para lograr mayor impacto es vital un fuerte contraste entre las formas y los elementos que las rodean. Los contraluces también aíslan las formas de los objetos. Si la imagen contiene dos o más formas similares el efecto se refuerza.

Las formas en el plano de dos dimensiones pueden representar el contorno de objetos tridimensionales o bien planos. En el caso de contornos planos sólo una toma frontal mostrará su geometría verdadera sin distorsión. También pueden estar compuestas por una zona de la imagen con tono, textura, color o luz uniforme. En ocasiones será una parte del fondo de la imagen sin información relevante la que adopte una determinada forma, que los pintores denominan forma negativa.

Al igual que sucede con las líneas, las formas también pueden ser construcciones de nuestra mente, que intenta siempre buscar formas identificables. La escuela psicológica de la Gestalt surgida en Alemania a principios del siglo XX estudió la manera que tiene la mente de interpretar la información visual. La mente configura, a través de ciertas leyes, los elementos que llegan a ella a través de los canales sensoriales (percepción) o de la memoria (pensamiento, inteligencia y resolución de problemas). Este planteamiento se ilustra con el axioma el todo es más que la suma de sus partes, uno de sus primero axiomas es el Principio del Cierre, que establece que nuestra mente añade los objetos necesarios para completar figuras que son tales desde el punto de vista de la geometría.

Las formas se crean a partir de puntos o líneas, incluidas las líneas del marco del encuadre, que interactúan con otras de un modo que podemos alterar girando el encuadre o bien inclinando la cámara con un angular.

Las formas más simples son los triángulos por cuanto son fáciles de construir o insinuar. Sólo se necesitan tres puntos no alineados que no tienen porque tener un orden concreto, o bien aparecen por la convergencia de líneas. Son las formas con menor número de lados resultando dinámicas por las líneas diagonales. Los triángulos representan fuerza y estabilidad cuando el lado de abajo se alinea con la horizontal, tanto más cuanto más grande es esta base, y todo lo contrario cuando hacia abajo se alinea un vértice.

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Los círculos por el contrario deben aparecer casi completos para que se forme esa asociación. Los círculos son las formas más sencillas, y representan el conjunto, la totalidad. Tienen además efecto de cierre, llevando la mirada a su interior, llegando a aislar la atención del espectador de lo que hay fuera.

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Los rectángulos abundan en las estructuras artificiales, pero no así en la naturaleza. Su relación con el marco debe ser estricta, pequeñas desviaciones son muy apreciables y fácilmente corregibles.

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Texto: wiggin. Fotografías: Pelayo, Nati, Algaba, aprietabotones, Odelot, El Carles, Buenagana, Quicopedro, stone

publicado por Félix Sánchez-Tembleque – wiggin