Hasta el infinito....

Hasta el infinito....

Estoy en mitad del pesadísimo proceso de hacer la maleta para estar 23 días en Pekín, y he aprovechado para comprobar si ya tenía los permisos para editar esto. Gracias a Dabo y a todo el equipo de moderación y redacción de Caborian por cederme nada menos que la portada durante todos estos días, para contaros lo que vaya viviendo por aquellos lares.

Mañana, domingo, 3 de Agosto, a las 13:30h. cogeré un vuelo que, previa escala en Amsterdam, me llevará a mis segundos Juegos Olímpicos.
Como decia, serán 23 días en Pekín. Los primeros 3 ó 4, para hacer un poco de turismo, registrarnos en el centro de prensa, conocer las sedes, planificar los desplazamientos una vez comiencen los Juegos…
Del 8 al 24, para trabajar en el Paraíso de un fotógrafo deportivo.

Ese símbolo de infinito que se ve en la foto de la acreditación, significa acceso libre a todas las sedes de competición. El «MPC» garantiza el acceso al Main Press Centre del parque olímpico.

Soy consciente de que soy un privilegiado. Como he escrito alguna vez, cuando con 14 años devoraba catálogos de cámaras, no era tan loco como para soñar con trabajar acreditado en unos Juegos Olímpicos. Ni se me pasaba por la cabeza, prefería ser realista.¡Qué error!

Ese símbolo representa mucho más que algo tan prosaico como que los miembros de seguridad me dejen atravesar un torno y acceder a una cancha de competición en el centro del planeta Deporte. Para mí significa que lo inalcanzable no existe, que todo se puede lograr, y que, en representación de todos los que, a diferencia de mí, alguna vez sí soñaron con estar ahí y nunca lo lograrán, tengo la obligación de dar lo mejor de que sea capaz. Empezando por todos los Caborian, porque ahí en la torlinga de mis objetivos está esa pegatina que hace que cuando hago una foto especialmente buena, piense : «ésta para el foro!».

Es posible que no pueda hacer tantas fotos como en Atenas (obligaciones con clientes nos restringirán el radio de acción), pero en cualquier caso, creo que merecerá la pena contarlo, y robarle 15 minutos al sueño cada noche en la sala de prensa es un precio que se puede pagar gustosamente si algunos de vosotros esperáis esa ración de sueños cumplidos cada tarde.

Sigo con los preparativos.

JMC