En el mercado fotográfico se pueden adquirir diversos tipos de objetivos. Hay lentes normales, de mayor o menor calidad, con las que resulta sencillo pasar desapercibido. En otros casos, la presencia de un determinado color, o el volumen de cierta óptica hacen que ésta se vuelva relativamente llamativa y que el fotógrafo sea más o menos observado allí donde esté. Finalmente, existen objetivos que han sido diseñados prácticamente sin tener en cuenta restricciones tales como el peso, el volumen o el precio. En general destacan por sus cualidades excepcionales en alguno o varios aspectos y también porque su portador pasa a ser automáticamente un verdadero centro de atención. En esta ocasión vamos a analizar uno de ellos, el Canon EF 400mm f/2.8L IS USM, una lente de aspecto bestial en el sentido más estricto de la palabra, y cuya manipulación puede ser bastante complicada si se carece de la experiencia adecuada. La unidad de pruebas ha sido solicitada a Canon España, que la importó desde Japón, y posteriormente cecida por Fotocentro a Caborian para su análisis. Actualmente, su precio en el mercado ronda los 7500 euros.

Descripción

El aspecto externo del 400 f2.8 es, cuanto menos, espectacular. Con él cualquier cámara se queda pequeña independientemente de su gama. El cuerpo de la lente, totalmente metálico, es enorme (163 x 349mm) y sólido como una roca, aunque muy pesado, nada menos que 5370 g (aún así la marca sostiene que el empleo del magnesio en ciertas partes ha permitido reducir el peso de forma notable). Está construído en base a 17 elementos en 3 grupos, una de sus lentes es de fluorita y dos de ellas Ultra-low Dispersion (UD) o de muy baja dispersión. Consta de 8 hojas de diafragma, siendo su apertura máxima f2.8 y la mínima f32.0. Su distancia mínima de enfoque es de 3 metros y para realizar esta operación consta de un motor USM que evidentemente resulta Full Time Manual Focusing (lo que significa que en cualquier momento podemos corregir el enfoque manualmente sin conmutar a este modo, no obstante, el anillo para realizar el proceso es tan grande que cuesta un poco, a pesar de su suavidad). El enfoque automático de esta lente resulta muy silencioso, rapidísimo y sumamente preciso. En su día fue uno de los más veloces del mundo y hoy por hoy sigue dentro de lo mejor del mercado. Este hecho sorprende en gran medida, entre otras cosas por el gran peso de los grupos ópticos del objetivo.

El parasol incorporado es metálico y de enorme tamaño. Se ajusta con un tornillo considerablemente grande y a la vez ofrece protección a la óptica. Es habitual apoyarla sobre él, dado el gran tamaño de la misma.

Cuando se quita, la enorme lente frontal se muestra en toda su magnitud:

Descripción (2)

Dada la naturaleza de este supertele no es viable colocar en él un filtro polarizador o de otro tipo de forma convencional. En lugar de eso, en su parte delantera existe un compartimento para alojar pequeños filtros de 52mm, que pueden ser de muy diversos tipos y suplen a los convencionales. A pesar de su reducido tamaño resultan notablemente caros.

En el lateral de la lente se aloja el grupo de conmutadores encargados de las funciones básicas. El superior es el que posibilita la selección de la distancia a la que se encuentra nuestro motivo de interés. El siguiente permite conmutar entre el enfoque automático y el manual. Bajo él se localiza el que activa o inactiva el estabilizador de imagen (IS), que permite compensar hasta 3 pasos de diafragma con eficacia, y justo debajo el que selecciona entre los dos posibles modos de estabilización (completa o simplemente corrección del movimiento vertical, si es que vamos a realizar barridos). Finalmente, el último conmutador permite conectar (con o sin señal acústica) y desconectar la función Focus Preset, que se utiliza cuando deseamos memorizar una posición de enfoque determinada para volver a ella de forma rápida (unos 0,5 segundos) en caso de necesitarlo. El botón SET es el que se emplea para grabar dicha posición.

El gran peso de este 400mm ha obligado a Canon a incorporarle su propia montura para el trípode, que resulta imprescindible utilizar para no destrozar la cámara (también sirve como asa para llevar el objetivo de un lado a otro, y por ello posee una almohadilla). En la montura se localiza la rueda de bloqueo de orientación, y si se afloja, tanto el objetivo como la cámara pueden girar libremente. Si apretamos la rueda de nuevo bloquearemos el conjunto en la posición deseada para tomar la fotografía. Esto permite independizar el giro del equipo de la rótula montada en el trípode ya que si realizáramos la operación sirviéndonos de ella probablemente lo desestabilizaríamos completamente.