En cuanto al kit de extensores E-704, éste consta fundamentalmente de dos grandes adaptadores (de 350 y 650mm) y una pequeña manga que se puede acoplar a los mismos por su parte inferior de modo que abra un hueco para que podamos acceder a través de ella a los conmutadores de la lente. Estos adaptadores permiten proteger objetivos realmente enormes, realizándose la fijación de los mismos a la E-702 mediante unas abrazaderas de velcro. Como ya dijimos, la caja del producto describe muy someramente como efectuar la operación de acoplamiento entre los kits 702 y 704, pero no se extiende demasiado en detalles, lo que hace conveniente que probemos el material antes de salir con él al campo, ya que, aunque resulta muy sencillo montarlo sobre la marcha, puede darnos algún quebradero de cabeza.

En primer lugar, deben hacerse coincidir las marcas amarillas de la funda y el adaptador, para, posteriormente, cerrar este último alrededor del soporte que posee la funda dedicado a este fin (el mismo que decíamos que podía aparecer en las fotografías si no prestábamos la debida atención). Posteriormente, se deben ir cerrando las costuras del adaptador que estemos usando (señaladas con una flecha roja) alrededor de la lente hasta que lleguemos a la zona de los conmutadores de la misma, momento en el cual insertaremos la manga para, posteriormente, terminar de cerrar el adaptador hasta el final, que cubrirá totalmente el objetivo.

El esquema de la funda con el adaptador y la manga, una vez montados sobre el equipo, debería ser el que se muestra más abajo. Gracias a la manga, tendremos acceso en todo momento a las partes vitales de nuestra lente, para modificar su modo de operación cuando lo necesitemos:

En la práctica he encontrado los adaptadores E-704 un tanto grandes y aparatosos para usar con teles pequeños, como un Canon 70-200 f/2.8 L o el conocido Nikon 70-200 VR, ya que la presencia de la manga y demás elementos incordia más que otra cosa. En estos casos, y sólo si utilizamos lentes de focal fija o no planeamos modificar la distancia focal se puede resolver la situación bien prescindiendo de los adaptadores o bien ¡utilizando la manga como adaptador!, aunque esto último está totalmente fuera de las especificaciones del fabricante.

En la imagen de más abajo se puede observar como la 300D con el 70-200 quedan prácticamente cubiertos con la E-702 a secas, pudiendo filtrarse
únicamente algo de agua en la zona del parasol de la lente. Sin embargo, la protección es más que suficiente para el salitre y una lluvia moderada:

En esta otra foto estamos usando directamente la manga como un adaptador improvisado que, ahora sí, cubre completa y eficazmente nuestro objetivo hasta el parasol. La solución, aunque a mí me gusta mucho, no es del todo perfecta ya que el acceso a los conmutadores de la lente queda un tanto restringido y además es imposible modificar la distancia focal.

Por todo ello, si planeamos servirnos del zoom de nuestras lentes tendremos que componérnoslas para utilizar el adaptador adecuado a su tamaño y acoplarle la manga, ya que, de otra forma, modificar la longitud focal sería imposible. Por otra parte, la funda con sus adaptadores puede utilizarse en objetivos cuya longitud física varíe al hacer zoom, pero debemos tener especial cuidado al hacer esto para que no surjan pequeñas vías de agua en los empalmes de los distintos elementos o bien se suelte alguna brida.

La funda E-702 de Kata junto con el kit E-704 tiene una utilidad innegable para cierto tipo de fotografía. Por su carácter está más orientada al profesional que utiliza largos tele-zoom de longitud fija y que no precisa variar las condiciones de trabajo a lo largo de toda la sesión. Esto comprendería la fotografía de encuentros deportivos, por ejemplo, donde podemos vernos obligados a trabajar durante dos horas seguidas con un 300mm bajo la lluvia. En estos casos, el valor de la misma en innegable, y lo mismo puede decirse si estamos decididos a trabajar cerca del mar, entre salitre, o en entornos más o menos inseguros donde puedan producirse salpicaduras repentinas. Es indiscutible que la operatividad del equipo se ve alterada en cierta manera, pero nada que no sea solventable una vez que nos acostumbramos a trabajar con la funda. A cambio de eso, se nos ofrece una alta y real protección frente a los elementos, ya que, en nuestras pruebas, la cámara y las lentes han soportado salpicaduras, a veces muy intensas, sin sufrir ningún tipo de desperfecto (el agua en ningún momento entró en contacto con el equipo).