FOTOGRAFÍA

Donna Nook es quizá uno de los mejores sitios para ver y fotografiar focas grises en su entorno. Cuando se llega allí, la mayoría de los visitantes se quedan la zona cercana al parking, acotada con vallas y vigilada por guardias, desde donde se pueden ver a las focas a menos de 1 metro Pero, si se las quiere observar en todo su esplendor, y sin impedimentos, hay que cruzar al zona de las dunas, pasar los dianas naranjas de la RAF, y tras unos 45 minutos de paseo en fango, y, ya en el banco de arena ,se escuchan los rugidos de los cientos de focas y se ven todo tipo de ejemplares, desde allí y a todo lo largo de la línea de la playa.

Dado que el mar cubre más de la mitad del territorio, es necesario hacer fotos con marea baja,  por lo que es conveniente conocer el horario de las mareas. Es una precaución lógica, porque la vuelta con todo el equipo a cuestas en la ciénaga con agua cubriendo hasta la rodilla no es plato de buen gusto y el problema es que es fácil perder la noción de la subida del agua ya que la vista desde la playa, la tapa el banco de arena.

Como las focas pasan la mayor parte del día dormitando en las dunas son sujetos ideales para la fotografía. Son animales muy curiosos, que interactúan con el fotógrafo y de los que hay que tener cierto cuidado porque no dejan de ser animales salvajes, no es difícil caer en la falsa seguridad o en el ensimismamiento mientras se toman fotos y no tener la espalda cubierta. No queremos acercarnos ni que se nos acerquen demasiado esos animales con su buena dentadura y sus garras por muy simpáticos que sean sus gestos.

No obstante, las focas indican muy bien con sus distintos sonidos cuándo uno está invadiendo una zona que no es de se agrado. Por supuesto, hay que tener especial precaución al aproximarse a madres con lactantes y a grandes machos en celo, pero estos son cosas de sentido común.

Si el acercamiento se hace poco a poco, y desde un plano bajo, arrastrándoos o de rodillas es asombroso lo que los animales permiten hacer, sin embargo si cambiamos a un plano vertical, por descuido al levantarnos, nos daremos rápidamente cuenta del error.

Se puede usar todo tipo de lentes, pero los teles más largos dan muchas oportunidades de aislar al individuo y de no causarle ningún estrés.

Un momento especial, que no se debe dejar pasar, es el de las peleas territoriales y de dominio. Ocurren tanto en la arena, como en el agua y la orilla. Hay que ser precavido puesto que no nos debemos dejar engañar por la aparente tranquilidad y pesadez que nos transmiten sus siestas en la arena: en los momentos de mayor carga energética, ya sea lúdica o no, se mueven con una increíble agilidad y rapidez, tanto que hay que subir la velocidad o el ISO para poder congelar los movimientos.

De nuevo, teniendo en cuenta el frío y el viento en especial, es importante tener claro qué se quiere fotografiar, porque no son las condiciones ideales para dejar sensores desprotegidos si se puede evitar. Se pueden tomar precauciones básicas como forrar las lentes de film plástico de cocina y hacerse con una buena funda para cámara y objetivo, que serán muy útiles. Hay que ir preparado para lo peor, frío, viento, agua y arena. Y no hace gracia volver con objetivos que crujen y sin parasoles que han salido volando.


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Por último hay que tener en cuenta que es invierno, estás en la costa este de Inglaterra en una playa desierta, el viento del Norte sopla y es muy frío. Si no vas bien vestido se te puede echar a perder una buena experiencia. Con llevar ropa térmica, y buenas botas agua es suficiente, pero no viene mal llevar dos pares de guantes, por si uno se moja, pantalones de plástico o vadeadores, para tirarse en la arena, y un gorro para la cabeza. Además, un termo con algo caliente, caldo o te, y algo de comer es importante, porque allí no hay nada y aunque se desayune a la inglesa, el paseo, el madrugón y lo demás hace que a las 3-4 horas allí no venga mal tomar un tentempié.

Dicho esto, ir, verlo y disfrutarlo, es una experiencia inolvidable.