El 31 de Marzo de 2006 fui invitado por la Patrulla Águila como fotógrafo civil a la filmación que suelen realizar desde el aire… todo un honor para mi y una experiencia que paso a contaros.

Son las 10:00 de la mañana del mismo día en la Academia General del Aire en San Javier (Murcia). Comenzamos en la sala donde los pilotos realizan el “briefing” habitual, en el que se lee el parte meteorológico, se estudia la ruta que se va a seguir, los movimientos de cada uno de los aviones y los puntos importantes del vuelo. Los cámaras del equipo de filmación del Ejercito y el Comandante Pedro Solbes me informan de cómo se va a realizar el vuelo y los detalles técnicos del mismo.


Poster Oficial de la Patrulla Águila

A las 11:00 subimos al avión, un T-21 del Ejercito, en el que seguiremos los movimientos de la Patrulla. Nos ponemos los arneses que nos mantendrán sujetos al avión, cuestión importante esta, ya que estaremos a menos de un metro del vacío sobre la compuerta trasera de la nave. También nos facilitan tapones para los oidos. Una vez dadas las instrucciones necesarias, sobre todo para los civiles, despegamos… y nada más hacerlo abren la compuerta para poder captar el despegue que hacen los siete aviones al mismo tiempo. Todo hay que decirlo, la climatología no augura muy buenos resultados, ya que las brumas y neblinas hacen que el día aparezca con poca visibilidad, cielos muy blancos y poco atractivos… en consecuencia el espectro de colores no será el más deseado.

Una vez hemos ascendido, el movimiento del T-21, las vibraciones y las ráfagas de aire que entran por los costados, hacen que enfocar y mantener la cámara en su posición se vuelva una tarea realmente difícil. Como nunca había estado en una situación similar, ni conocía las distancias a las que íbamos a trabajar, no sabía que focales serían las más adecuadas. Empecé con un 17-40 F4 L más un polarizador B+W para enfatizar los colores y eliminar algo de la bruma del día, montado sobre la Canon 5D. La intención es captar a los aviones en una perspectiva lo más amplia posible. Hago unos cuantos disparos y observo que no es la mejor focal para este tipo de situaciones, ya que la compuerta de nuestro avión sale en todas las composiciones y los aviones de la Patrulla quedan un poco lejos. Opto por cambiar el objetivo para cerrar un poco más los encuadres, esta vez un 100-400 F4 L. Cambiar de objetivo, filtro, tarjeta o cualquier tarea similar resulta bastante difícil en las circunstancias que antes comentaba.

Junto a nosotros está el Comandante y Jefe de la Patrulla Águila Pedro Solbes, que a su vez está en contacto por radio con los pilotos, sus compañeros, para informarnos de las distintas formaciones y en que momento las realizan. La comunicación entre el comandante y nosotros se lleva a cabo por señas y gestos, ya que el sonido de los motores y las hélices de nuestro avión hace imposible escuchar una palabra.

La Patrulla empieza a “actuar”, los movimientos sor firmes pero fluidos, elegantes… es toda una experiencia estar ahí “a las puertas del vacío” viendo a estos formidables pilotos realizando tan espectaculares maniobras… despierta ese niño que todos tenemos dentro y siempre quiso ser piloto. Es entonces cuando empiezo a mirar por el objetivo como si no existiera nada más… concentración total.

Las pasadas de los aviones empiezan a hacerse cada vez más rápidas, y empiezo a disparar en ráfaga para intentar capturar el máximo de fotogramas posible. La dificultad aquí está en que no vemos venir a los aviones… nos avisan de que van a pasar lateralmente para que estemos preparados. Encuadro la escena como, más o menos, creo que va a suceder… y “voilá” en alguna ocasión tuve suerte. Desde este momento hasta el final del vuelo la sesión se sucedió de la misma forma, pero con diferentes formaciones y sobre distintos lugares del litoral. Después de volar en triángulo durante una hora y media, aproximadamente, por la costa entre Cartagena y Murcia la sesión se da por finalizada y volvemos a la base. Una vez en la base nos ofrecieron amablemente un aperitivo en el que se aprovechó para comentar la experiencia y sacar conclusiones.

Hablando ya del trabajo de post-proceso he de decir que las imágenes han seguido la “técnica” habitual… niveles, curvas, saturación por igual en todas la imagen… aunque en esta ocasión los rojos se disparaban mucho y en alguna imagen he tenido que desaturarlos un poco. Todo esto lo realizo en el Digital Photo Professional de Canon, ya que da muy buen resultado en el color, consigo un color que yo considero “natural”. Habitualmente suelo trabajar con los parámetros de la cámara al mínimo para poder captar detalles en la sombra y no disparar las luces… además esto me permite trabajar más comodamente y con más precisión en el procesado… aunque como siempre digo, me gusta intentar capturar la imagen lo más acabada posible. También es cierto que en este tipo de trabajos, en los que lo principal es el resultado final, la imagen lo más atractiva posible, podemos permitirnos alguna licencia… “limpiar” o eliminar de la imagen todo lo que sea innecesario, como puede ser algún defecto del terreno que se sobrevuela o algún elemento que se cuela en la imagen, ya que no podemos, ni tenemos opción a estudiar el mejor encuadre en el momento del disparo… siempre manteniendo un criterio “ético”. Yo lo asemejo un poco al mundo de las “Top Models” y sus portadas.

Finalmente abro la imagen en Photoshop para comprobar los niveles dar un toque de máscara de enfoque (mínimo) e incrustar los “perfiles” para su publicación… de aquí al papel.

Para acabar, agradecer enormemente a todos los pilotos de la Patrulla Águila, en especial al Comandante Pedro Solbes, la posibilidad que me han brindado y su amabilidad en todo momento, así como a todas las personas que he tratado en relación a estos eventos… tienen todo mi respeto y admiración.