Cabor in a Train. Tanzania.

Mi grupo en la Universidad de A Coruña, el de Ingeniería del Agua, tiene un acuerdo de colaboración con Ingeniería Sin Fronteras Galicia (ISF). Dentro de este acuerdo, a finales del año pasado me pidieron si podía impartir un curso de formación para los técnicos de agua locales en su proyecto de Tanzania. Dije inmediatamente que sí, y allá me voy el día 18 de julio, volando al KIA, Aeropuerto Internacional de Kilimanjaro, vía Amsterdam.


El proyecto, participado por ISF-ApD y ESF, es de abastecimiento y saneamiento en tres localizaciones en el país: Kigoma, Karatu y Same. Yo voy a Same, el curso será de 7 horas y 7 días, sobre un programa de diseño y gestión de redes de abastecimiento, EPANET. Mis alumnos son Técnicos del Distrito de Same y de Uhandisi Usio Na Mipaka, es decir, ISF Tanzania. Algunas de estas fotos, evidentemente, no son mías. Comienzo el training hablando de los campeones de Europa de fútbol, y la palabra en boca de todos. Podemos. We can do it. Tunaweza. También empiezan mis clases de suahili. Las clases del training son sobre grandes papeles pegados sobre una pared.

Dar 7 horas de clase es cansado, creedme. Hacerlo 5 días seguidos en inglés lo es aún más. Si además vas a diario al bar del pueblo, el Padeco Safari Grill, a conocer la gastronomía, el idioma y a mezclarte con la gente en el mejor sentido de la expresión, pues os podéis imaginar. El sábado me voy con mi compañero de viaje y asistente en el curso, y una amiga que lleva 8 meses trabajando con la comunidad en Same, a descansar en un lodge, darnos una buena ducha caliente y bañarnos en el Índico. Sin dirección concreta, acabamos en Mkoma Bay (Pangani), en una ‘tienda de campaña’ que podéis ver en las fotos. Con el objetivo –descansar- conseguido, volvemos al día siguiente. Cruzar el país de norte a sur en todo tipo de transporte público es una experiencia increíble. Más aún si es en domingo, el día de mercado. Intento robar fotos pasando desapercibido, sin encuadrar y disparando a lo que sale.

A la vuelta dos días más de clase, y con el objetivo completado y mis alumnos diseñando sistemas completos de abastecimiento (pozos, bombas, depósitos, válvulas, tuberías…), nos disponemos a seguir camino. Pudimos. Tumeweza. Hemos retrasado el vuelo de vuelta para hacer un poco de turismo por el país. Viaje se dice safari en suahili, y eso vamos a hacer. Hemos contratado con una agencia de Moshi uno de 4 días por 2 Parques Nacionales, el del Lago Manyara y el Serengeti, y la Reserva de la Biosfera del Cráter del Ngorongoro.

El plan del viaje incluye visita a los parques al final de cada día y comienzo del siguiente, y desplazamientos en las horas centrales del día. Eso aumenta las posibilidades de ver algunos animales y que se aprovechen las mejores horas de luz del día para fotografiar, aunque en ocasiones, y al contrario de lo que yo esperaba, la luz es bastante escasa. Todos los días está nublado. El país entero es muy seguro, pero el objetivo principal del viaje es otro, y por este y otros motivos debo viajar muy ligero. Mi equipo esta vez es por eso una Nikon D40 con el objetivo del kit, 18-55, y un 55-200VR. En los parques apenas uso el primero.

El primer día, y después de dejar las mochilas en un pequeño lodge, bajamos al PN del Lago Manyara. Y digo bajamos porque nos alojamos arriba de la gran falla del Rift, una fractura geológica con una historia apasionante relacionada entre otras cosas con el origen de nuestra especie, y los parientes que tenemos en común los mzungu (extranjeros blancos, como te llaman los niños por los pueblos) y las diferentes etnias locales.

Viajamos en un todo terreno grande, un Toyota Land Cruiser con el techo elevable para poder ver y fotografiar mejor el exterior. En el Lago tenemos nuestro primer contacto con la fauna. Elefantes, babuinos, leones, hipopótamos, ñues, cebras, jirafas, e innumerables aves y antílopes diferentes. Estás tan apabullado que es difícil centrarse. El proceso de las fotografías es curioso. El primer día te emocionas y tomas imágenes a la carrera, siempre en malas condiciones. Al final acabas –‘bah, otro ñu…’-, y a veces es cuando intentas hacer algo más que una foto documental, aunque no estoy seguro de haberlo conseguido.

Al día siguiente visitamos de nuevo el lago por la mañana –búfalos, impalas-, y viajamos al PN del Serengeti. Tiene una extensión mayor que Galicia y llegar al campo de Seronera es un trayecto interminable por una pista de tierra. Serengeti significa planicie infinita en Masai, y eso es lo que parece. En algunos momentos no se ve nada en el horizonte hacia ningún lado. Al llegar descargamos las cosas en el camping (que no está vallado ni guardado y por donde andan las hienas de noche), y nos vamos a ver fauna. Hemos tenido suerte y vemos uno de los animales más esquivos, un leopardo, que huye rápidamente dejando atrás su presa, una gacela subida a un árbol. Por la mañana de nuevo madrugón y visita: una charca de hipopótamos, leonas con sus cachorros, hienas, mangostas, cigüeñas crestadas, avestruces, chacales, y de lejos guepardos (cheetah) y un rinoceronte negro de los últimos que quedan. De la época de los safaris de caza hay una lista con los animales más codiciados, los cinco grandes: león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo.

Tomamos el camino de vuelta al cráter del Ngorongoro, pero en lugar de visitar una aldea masai para turistas cambiamos el plan y nos vamos a ver la Garganta de Olduvai, probablemente el yacimiento de fósiles de homínidos más importante del mundo. Vamos a hacernos una foto de familia con el Homo hábilis, el Homo erectus, el Paranthropus boisei y el Homo sapiens. Una experiencia única en un lugar único, una ventana a nuestra Historia como especie en este planeta. La verdad es que impresiona.

A continuación montamos de nuevo el campamento en el anillo superior del Cráter del Ngorongoro. Estamos a 2400m, dentro de una nube y hace bastante frío. Justo antes de irnos a dormir vemos un elefante paseándose al lado de las tiendas. Por la mañana bajamos los 600m de desnivel al interior del cráter, que tiene unos 30km de diámetro, y es unos de los espectáculos más sobrecogedores del mundo. Hay casi los mismos animales, pero mucho más concentrados, y los Masai no han sido expulsados, como del Serengeti, y pastan sus rebaños de vacas y cabras por el interior.

En algunas ocasiones se juntan muchos coches, y los animales están acostumbrados, uno tiene la impresión de estar en un zoo. Pero en otras, cuando uno ve una fila de ñus en migración y no se ve ni donde empieza ni donde acaba, es un espectáculo increíble. También el lago salado interior, con una extensión enorme completamente cubierta de flamencos rosas y pelícanos.

De vuelta pasamos un par de días en Arusha, la segunda ciudad del país después de Dar Es Salaam y volamos de vuelta. 24h después de llegar al KIA estoy de nuevo en casa. Una pequeña odisea por cinco aeropuertos de sobra compensada por la experiencia con las gentes, los paisajes y todo lo vivido en ese país fantástico.

Pero ¿y el título? pues «Simba Uko Wapi?» es una de las frases que más se oyen en los parques. Los guías se comunican por radio con sus colegas: ¿Dónde hay leones?

por wiggin