Los departamentos de marketing de las empresas, los que supuestamente deberían escuchar a los usuarios y raramente lo hacen, continúan su carrera alocada en pos de más zoom, más megapíxeles, más ISO. Da igual que existan unos límites físicos para esto, y también que el resultado en términos de calidad de imagen se resienta hasta extremos difícilmente aceptables por cualquiera que disfrute de verdad con esto.

El espectáculo debe continuar y a la presentación de un teléfono móvil con un sensor de 16 megapíxeles tendremos que añadir en breve (el rumor parece sólido) una cámara con sensor APS-C con 24. De confirmarse, esa cámara tendría problemas de difracción con cualquier objetivo a partir de f:5.6.

Para las fotografías que salen de un teléfono móvil, los destinos más frecuentes son una pantalla de ordenador (correo-e, un blog, una red social…) y el tamaño de impresión más común, 10x13cm. Para el primer caso es suficiente 1 megapíxel y para el segundo caso 2. Y cuando decimos suficiente queremos decir que si el tamaño es mayor será necesario reducir la foto antes de que salga en pantalla/papel. Un sensor con esa resolución haría mejores fotos en interior, uno de los usos sociales más frecuentes.

Otra cuenta sencilla es que probablemente el mejor sensor montado en una DSLR en este momento, el que equipa a la Nikon D3x, podría dar lugar a una cámara del tamaño de las Olympus Pen o Lumix G con la misma calidad de imagen y 6 mpix. También una APS-C como la Sony NEX con 12 megapíxeles. ¿Cuántos aficionados no querrían eso? Con un par de buenos objetivos yo me plantearía cambiar todo mi equipo actual. Pero eso parece que no le interesa a ninguna marca.

Por Félix Sánchez-Tembleque (wiggin)