Mientras, por un lado, la técnica pura y dura de la toma de una fotografía sigue siendo muy parecida tanto en soporte digital como lo fue en el analógico, por el otro vemos que la industria , desde la aparición del primer sensor digital, se lanzó a una carrera frenética (a veces ciega) de nuevas y continuas novedades.
Y, mientras, nosotros mirando aquí y allá para buscar toda la información posible que no nos haga perder el tren tecnológico dentro del mundo de la fotografía.

Por eso, cuando leí en la revista digital El Fotográfico el artículo » ¿Es la industria fotográfica una burbuja a punto de explotar?» de Ramón Peco, vi reflejados en él gran parte de los pensamientos y preguntas que muchos nos hemos ido haciendo durante estos últimos 5-7 años.

Ramón Peco, después de introducirnos historicamente en las diferentes evoluciones de un arte que va camino de cumplir los 200 años, nos comenta que el verdadero cambio se da en todo el siglo XX:

«Lo que sí evolucionó de una forma muy veloz en ese periodo fue el lenguaje fotográfico. Tanto que supuso una especie de tsunami que afectó al resto de las artes. La pintura, por ejemplo, gracias al invento de Niépce por fin pudo desligarse de los cánones renacentistas y dejar de ser figurativa.
El periodismo también cambió y se hizo visual. La palabra perdió el monopolio de las páginas de la prensa y el mundo pudo por fin ver en pocas horas lo que estaba sucediendo en otros rincones del planeta.
»

Y, en el comienzo de este siglo XXI, la gran revolución ha venido de la mano del fenómeno que ha supuesto la digitalización del medio fotográfico.

Continua considerando que: «Con el cambio de milenio sin embargo la fotografía experimentó una nueva transformación: la de la digitalización y su difusión masiva a través de internet. En los últimos 10 años hemos visto cambios radicales en la tecnología y en el lenguaje fotográfico. Son tantos y tan profundos que hoy el comprador de un equipo realiza su adquisición con una mezcla de fascinación y miedo. Aunque tiene a su disposición herramientas inimaginables hace sólo un par de décadas la amenaza de que el producto quede desfasado rápidamente está omnipresente. La irracionalidad del mercado tiraniza hoy al fotógrafo

Todos estos condicionantes hacen que «el mito de que la digitalización ha abaratado la tecnología fotográfica es sólo una verdad a medias.»

Completamente de acuerdo, ya que, en nuestro Foro, es muy normal ver como usuarios venden material fotográfico a los pocos meses de haberlo comprado, para comprarse un material más moderno y, se supone, con mejores prestaciones. Por tanto, venta de un material que pierde valor a marchas forzadas y compra de otro que, por novedad, nos cuesta un ojo de la cara.

¿Hasta donde esta inercia? ¿Cuando podremos tener un material que pueda ser escalable, ampliable? ¿Cuando los fabricantes incidirán en los retos tecnológicos importantes para una mayor calidad fotográfica, alejandose del «ande o no ande caballo grande» de los MegaPixels?

Personalmente pienso que se debería imponer un urgente cambio de estrategia en el que la industria fotográfica debería acometer un mayor esfuerzo para potenciar la calidad de imagen (aumento del rango dinámico, disminución del ruido)  en detrimento de «agrandar» parámetros que poco van a mejorarla.
Y para muestra un botón personal que, creo, ilustra la situación actual: compré la Canon 40D al año justo de haberla lanzado Canon, teniéndola que buscar en multitud de tiendas porque estaba prácticamente retirada. La 50D creo que está llevando el mismo camino. Y la diferencia más notable entre los dos modelos es la cantidad de pixels (parámetro que no da la seguridad de aumento de calidad).

Como conclusión abundaría en la idea de que los distintos fabricantes tendrían que apostar por soluciones verdaderamente imaginativas, tanto a la hora de solventar esos problemas de calidad de imagen como las que nos den un producto que no tengamos que «tirar» al poco tiempo de haberlo comprado. Estos productos abiertos aclararían un mercado demasiado encorsetado por las diferentes opciones «estancas» que existen.

Asimismo pienso que, en muchas ocasiones, el usuario medio está comprando cámaras con prestaciones que nunca utilizará, por el mero hecho de que, se supone, una cámara con ellas hace mejores fotos que la «humilde» cámara que se encuentra en el inmediato escalón inferior. Craso error.

Tenemos que darnos cuenta que, aparte de la calidad que nos pueda dar la cámara, la verdadera fotografía es la que cruza por las lentes de la cámara, nuestro iris y va a parar a esa pequeña zona del cerebro que nos insta a mover nuestro dedo índice para pulsar ese botón que inmortaliza una escena en un momento determinado. La técnica ayuda pero no hace buenos fotógrafos.

Puestos en contacto con Ramón Peco ( en twitter: @ramonpeco), muy amablemente nos ha querido hacer una última valoración:

«Llevo años siguiendo a diario el mercado de la tecnología fotográfica y creo que la corriente de lanzamientos de cámaras y otros productos a la que asistimos últimamente es un tanto irracional. Aunque la industria de la electrónica de consumo, en la que se engloba la de la fotografía, tiende con frecuencia a vender productos cuya vida útil es muy breve y con una utilidad discutible, creo que esa tendencia se ha agudizado de un tiempo a esta parte. Muchas cámaras y otros productos fotográficos no aportan absolutamente nada a lo que ya existe.

En la transición de la tecnología analógica a la digital en fotografía ya se han alcanzado varias metas importantes: la calidad de imagen es más que suficiente para la mayoría de fotógrafos (sobre todo teniendo en cuenta que las copias en papel están dejando de ser poco a poco el soporte de referencia) y no dejan de lanzarse cámaras híbridas que rompen las barreras entre la imagen estática y la imagen en movimiento.

Creo que posiblemente en los próximos años veremos que la fotografía entra en un ciclo en el que quizá veremos menos máquinas en el mercado pero más abiertas, de forma que podamos personalizar su software interno y hacerlas crecer a través de accesorios.

El éxito del iPhone como cámara de fotos debido a las aplicaciones desarrolladas para él, proyectos como Frankencamera (que busca la creación de una cámara de código abierto), o lanzamientos como el de la Ricoh GXR (la primera cámara con sensores intercambiables) parecen indicar que tal cosa puede suceder

La industria fotográfica está en la encrucijada y, por extensión, la fotografía también. Esperemos que se den pasos claros que despejen este enmarañado presente y nos ofrezcan las soluciones eficaces que se están demandando.

Caborian, va a seguir con atención esta evolución y, desde esta web, os mantendrá informados de los avances y opiniones que sobre estos temas se susciten.