Cuando tomamos una fotografía, el mundo en tres dimensiones se reduce a un plano con límites definidos. En ese instante perdemos dos de los elementos más importantes que ayudan a nuestra percepción a reconstruir el mundo tridimensional:

  • – La visión binocular, con dos perspectivas diferentes, una por cada ojo.
  • – La visión de los objetos en movimiento, cambiando la situación espacial de los mismos.

Disponemos sin embargo una serie de recursos fotográficos que nos pueden ayudar a reconstruir la imagen. Entre ellos se encuentran los siguientes

  • – Iluminación lateral creadora de sombras
  • – Proporciones distorsionadas con objetivos angulares
  • – Foco selectivo
  • – Contraste tonal y cromático
  • – Reflejos, texturas o líneas sobre una superficie

En el LAB06 probamos una de las maneras de producir sensación de profundidad utilizando una gran profundidad de campo y objetivos angulares en la fotografía de paisajes. Las diferentes proporciones de los elementos que aparecen en planos a diferentes distancias -siempre que sirvan como referencia de escala- nos da una información valiosa para nuestra construcción mental. Sin embargo en esta ocasión trataremos de centrarnos en el volumen de objetos -o sujetos- en si mismos, y no del conjunto de la imagen

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Probablemente la forma más sencilla y efectiva de hacer que cualquier forma adquiera volumen es una iluminación lateral creando sombras en los elementos del encuadre. Nuestra percepción construye con ellas y nuestro aprendizaje visual volúmenes que escapan del plano de la imagen. Estas formas podrán estar mejor definidas cuanto más suave sea la gradación tonal de las luces a las sombras. Una de las mejores aplicaciones de esta técnica no se encuentra en la fotografía sino en los pintores que utilizaron el claroscuro (Rembrandt, Velázquez, Caravaggio, Vermeer).

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Cuando la luz es frontal y uniforme en la dirección del eje del objetivo no crea sombras y esa sensación desaparece. Un ejercicio para aprender esto es fotografiar un mismo encuadre a diferentes horas del día. Esa iluminación puede ser dura, revelando las formas de manera precisa, o difusa, sugiriéndolas de manera más sutil. La luz puede ser natural o creada por nosotros con flashes separados de la cámara o iluminación de estudio, este último caso se tratará de forma más detallada en un futuro LAB. La luz lateral no tiene porqué ser necesariamente horizontal. En el caso de un valle muy cerrado esa luz lateral revelando los volúmenes y texturas de sus laterales puede ser cenital, por ejemplo.

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Para tener esta sensación de volumen no es necesario que el objeto esté rabiosamente nítido. La falta de nitidez puede reforzar la impresión de volumen al concentrar la atención en las transiciones de las sombras. Algunos imágenes -retratos y desnudos- con falta de foco (quizás debido a imposibilidades técnicas como, por ejemplo, fotografías de principios y mitad del siglo XIX) son buen ejemplo de ello. En cambio un tema que presente ángulos, como un edificio, puede verse beneficiado de una luz dura diferenciando bien los planos.

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Tal como se dijo existen otros modos de dar a nuestra percepción información extra para reconstruir el mundo en 3D. Las líneas dibujadas sobre una superficie o las texturas y brillos que aparecen en ella pueden asimismo crear la sensación buscada en ausencia de una iluminación adecuada. Los colores pueden transmitir esa sensación, nuestra percepción tiende a asociar los cálidos con la cercanía y los fríos con la lejanía, y las transiciones cromáticas pueden producir el mismo efecto que las sombras. Lo mismo sucede con los tonos oscuros y claros respectivamente. El foco selectivo visto en el LAB02 puede también conseguir una sensación de volumen en la imagen.

Texto: wiggin y mirando. Fotografías: Don Mammut, tejeqteje, sRGB, buenagana, chavi, juanito, Sufinegro, Rafa, Jaime Mu, rv, fuluk, PepínGM