Si en el LAB02 se propuso el enfoque selectivo como método para controlar la atención, en esta ocasión el objetivo de nuestro tema será controlar mediante el uso de diferentes recursos de la nitidez en distintos planos de interés de la imagen. Si entonces nuestro recurso estético era utilizar una profundidad de campo reducida, en este caso buscaremos extenderla a todas las zonas de interés de la imagen.

Realmente un objetivo produce una imagen perfectamente nítida únicamente en las partes de la imagen que se sitúan en el plano de enfoque. Llamamos profundidad de campo a la gama de distancias por delante y detrás de este plano en que los objetos aparecen con una nitidez aceptable, pero esto depende de muchos factores, fundamentalmente del grado de ampliación de la imagen. Una imagen nítida en una copia de 10×15 puede no serlo en una ampliación mayor, siempre en el supuesto de que el soporte -digital o fotoquímico- tolere esa ampliación.

Los factores que jugarán a favor de tener una gran profundidad de campo serán: elegir un diafragma alto, alejarse del primer plano que se quiere incluir, utilizar objetivos gran angular o utilizar cámaras con sensores de menor tamaño.

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Además de elegir los factores que la harán máxima, es necesario distribuir de manera óptima la profundidad de campo disponible. Esto pasará por elegir cuidadosamente el punto de enfoque. Una regla general que puede variar con la construcción del objetivo es que de la profundidad de campo total se situará un tercio por delante del plano de enfoque y dos tercios por detrás.

Una manera habitual de trabajar es enfocar a la llamada distancia hiperfocal. Se trata de la distancia a la que hay que situar el plano de foco para tener todo nítido desde infinito a la mitad de esa distancia. Existen recursos en la web como dofmaster para calcular la profundidad de campo y la distancia hiperfocal en función del diafragma, focal y tamaño de sensor. Si la profundidad de campo disponible no es suficiente, suele darse preeminencia al primer plano sobre el fondo.

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Sin embargo la elección de un diafragma cerrado puede llegar a tener consecuencias negativas en el mismo sentido, perjudicando la nitidez de nuestra imagen: aparecen el fenómeno de la difracción de la óptica, velocidades muy lentas con elementos con movimiento o trepidación en el caso de no disponer de un trípode, necesidad de usar valores elevados de sensibilidad ISO con mayor ruido/grano o suciedad del sensor más visible. El valor de diafragma a partir del cual los problemas de difracción son apreciables puede verse en las diferentes páginas de internet como dpreview o photozone que analizan las ópticas que usamos.

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Como recurso de fotografía creativa, quizás su aplicación más buscada se da en la fotografía de paisaje -tanto natural como urbano- para incluir en el primer plano elementos que den profundidad a la imagen. Nuestra percepción sin embargo asocia cercano con nítido y lejano con lo contrario, y hay fotógrafos como Thom Hogan que defienden que un ligero desenfoque en el fondo le da a las fotografías de paisaje profundidad y un aspecto más natural.

En fotografía de estudio -tanto de personas como de producto o bodegones- este recurso nos permitirá controlar la nitidez en todos los elementos fotografiados. También es un recurso para evitar usar el autofoco en fotografía deportiva con objetivos ojo de pez. Esperamos que encontréis otras aplicaciones ‘thinking sideways’ de esta misma idea inicialmente técnica.

Texto: wiggin. Fotos: Deo, daf, PepinGM, joro, daf, nosha, cigalotrón, Roberto Anguita, sufinegro, cezonillo, mdaf

publicado por Félix Sánchez-Tembleque | wiggin