Aitor Bouzo, rapsus aquí en Caborian, fotógrafo habitual de deportes, nos cuenta de primera mano cómo se realizan fotografías cenitales en lo alto de los pabellones, algo con más trabajo del que inicialmente pudiese parecer, y con resultados espectaculares:

En primer lugar, he de decir que soy un novato en este asunto y que se pueden contar con los dedos de las manos las ocasiones en que he realizado este montaje en lo alto de un pabellón.

La parte más difícil quizá sea conseguir el permiso para poder colocar una cámara remota en el pabellón, y más en una situación tan alta y “peligrosa”. En este punto la verdad es que la ayuda de mi compañero Javier Bernal y el propio club UCAM Murcia me hizo este proceso sencillo y más corto que si no hubiera contado con su respaldo. Para obtener dichos permiso tenía que explicar qué es lo que quería hacer y realizar unas fotografías de cómo quedaba la cámara montada para adjuntar al texto del informe.


Una vez obtenido el permiso hay que realizar el montaje unas 2 horas antes del comienzo del partido, ya que no puede haber nadie en la pista mientras se manipulan los diversos accesorios en la pasarela y los jugadores en partidos ACB llegan 1h30m antes del comienzo del choque.

El material que he usado son 2 magic arm de la marca Manfrotto junto con 3 pinzas superclamp y una zapata para unir la cámara al brazo. El primero de ellos irá con una pinza en un extremo (la cual se aprieta a la barandilla de la pasarela) y en la otra dicha zapata con la cámara. Al realizar la fotografía desde una distancia tan importante hay que montar un 70-200 y el peso de éste junto con el cuerpo de la cámara hace que sea imprescindible un segundo brazo. Este segundo magic arm tendrá dos superclamp (uno en cada extremo). Una pinza irá de nuevo sujeta al tubo de la barandilla y la otra sujetará el otro brazo en el que está colocada la cámara. La estabilidad que proporciona al conjunto este segundo brazo es muy importante a la hora de evitar movimientos en el encuadre y vibraciones, además de proporcionar una mayor seguridad.

A la hora de encuadrar el peso del cuerpo+cámara hace que con un brazo, una vez apretado el mismo, sea insuficiente para dejar el encuadre perfecto, por lo que, como he mencionado anteriormente, el segundo brazo dará esa estabilidad imprescindible al conjunto.

Una vez he colocado la cámara y se ha ajustado el encuadre se asegura todo con una cadena de seguridad y se coloca el receptor. En mi caso uso los conocidos Yongnuo RF602, los cuales dan unas prestaciones que están muy por encima de su precio.

Una de las partes más importantes, por no decir la que más, es el momento de enfocar. Para ello viene muy bien la ayuda de un compañero debajo de la canasta sujetando un objeto que quede a la altura de la parte de debajo de la red. Un enfoque por encima o debajo de esa posición puede echar a perder todas las fotos de un partido, como ya me ocurrió en una ocasión, debido a la escasísima profundidad de campo.

Una vez enfocado con el AF de la cámara en ese punto sitúo las pestañas de cámara y objetivo en la posición M para que no se realice un enfoque cada vez que presiono el botón del emisor y el enfoque se vaya al traste.

En partidos como los del torneo sub20 de selecciones el campo suele estar prácticamente vacío (12 personas en la grada de un aforo de 7500), por lo que recurrir a este tipo de fotos permite no ver ese aspecto de la grada tan poco favorecedor en el resultado final. Además, el subir a la parte alta del graderío con un segundo cuerpo y el 300mm a realizar desde esa posición alguna fotografía también evita mostrar los asientos vacíos.

Al no tener que ir a asegurar fotos me he podido permitir colocar el 70-200 en la cámara remota y prescindir durante el partido de un objetivo básico y clave para todo fotógrafo de baloncesto, ya que es con el que se suelen realizar el 90% de las fotografías durante un partido. Como es de suponer, se obtienen menos cantidad de fotos aceptables pero visualmente suelen ser muy espectaculares al no ser un punto de vista demasiado visto en España. Además, después de varios años fotografiando este deporte es difícil obtener fotografías diferentes a las que ya tenías de anteriores ocasiones hechas a pie de pista, por lo que se valora más una buena foto con un ángulo diferente que 50 buenas similares a las que ya tenías.

Cada acción que se toma desde lo alto va a requerir posteriormente un recorte u otro. Así pues, el reencuadre es en muchas ocasiones necesario, ya que las fotos se hacen a 200mm y a esa focal se saca la canasta y todo el semicírculo de la zona. En acciones con varios jugadores todo ese encuadre puede tener sus pesos perfectamente distribuidos, pero habrá ocasiones con un par de jugadores en los que sin recortar “sobre” foto por todos lados.

Una vez finalizado el encuentro toca la peor parte, subir a recoger todo con la ilusión de que  al ver todas las fotos de la tarjeta (se tiran ráfagas y la mayoría de las fotos han de ser borradas) haya alguna que te haga ver que ha merecido la pena el esfuerzo. Dichas buenas fotos suelen ser las pertenecientes a rebotes, ya que los jugadores miran hacia arriba y ver sus expresiones desde lo alto es impactante. No suelen ser buenas fotos las de los mates, al menos los que vemos en España, ya que los jugadores suelen taparse con el propio balón y esa expresividad del rostro se pierde. En la NBA hay jugadores mucho más plásticos que se estiran en el instante previo al mate, pero tanto el nivel de jugadores como de fotografía que se da en Estados Unidos está a años luz de lo que se hace por aquí.

 Podéis ver más fotografías de Aitor en www.efedos.es y www.aitorbouzo.com

Publicado por Adrián Mateos (mdaf)