un artículo de Juan F. Mi (Asfalto)

Viajar alrededor del mundo cargando únicamente con una mochila, sin tener un rumbo muy concreto y dispuesto a combinar en un mismo viaje varios días de trekking en alta montaña, con visitas culturales o una noche de juerga en la ciudad de turno, condiciona claramente el equipaje que llevaremos. Junto a esto, es inevitable para la mayoría de viajeros, a pesar de no pertenecer al grupo de los grandes aventureros y descubridores, intentar registrar esos paisajes, monumentos, ambientes o personas que tanto nos sorprenden por poco habituales para nosotros.

Medio de trasporte habitual para cortas distancias en Vietnam

Por tanto el equipo fotográfico que llevaremos debe ser sopesado con atención, igual que el resto de equipaje. Las limitaciones por peso y movilidad, junto con la enorme variedad de motivos fotográficos supone uno de los principales problemas del fotógrafo mochilero. El atractivo fotográfico en este tipo de viajes es innegable pero la capacidad de decidir claramente qué necesitaremos y a qué renunciaremos determinará las condiciones de nuestro viaje y su disfrute.

En mi opinión los principales aspectos a evaluar:

  • Tipo de fotografía. Es muy común en estos viajes que queramos abarcar un rango muy amplio de fotografía, desde retrato de personas locales a paisajes o fauna. Además no debemos olvidar que la fotografía aun siendo un aspecto muy importante de nuestro viaje, no es el principal objetivo, por lo que en muchas ocasiones nos veremos obligados a tomar imágenes en condiciones que no son las óptimas. El hecho de tener un equipo versátil y de una calidad media nos permitirá adaptarnos mejor a las condiciones que nos encontremos. Así pues con una réflex con un par de objetivos podremos fotografiar la mayoría de los temas en casi cualquier condición. Por ejemplo, un zoom angular f/2,8 nos permite una calidad buena y la posibilidad deusarlo en situaciones de no mucha luz, y un teleobjetivo medio 70-200mm nos puede servir para hacer fotos de fauna o retratos, sin tener que cargar con un gran peso. Añadir algún objetivo extra de focal fija de nuestro gusto y gran abertura de diafragma nos puede ayudar a salir en un momento dado a fotografiar con poca carga. En los siguientes puntos veremos cómo es posible permitirse esta variedad sin suponer un enorme coste. Por supuesto, hay viajes específicos que requieren material concreto: carcasas submarinas, súper teleobjetivos para safaris fotográficos o aves, etc.
  • Peso y volumen. Este aspecto, quizá el más importante, viene determinado en cierta manera por el destino de nuestro viaje y las actividades que realicemos. No es lo mismo la visita a un país del sudeste asiático donde con poca ropa y unas chanclas podemos pasar un mes, que viajar al altiplano boliviano con temperaturas de -15º a hacer una caminata de varios días en la que necesitaremos sacos de dormir y ropa muy pesada. En el primer caso dispondremos de más espacio para el material fotográfico, mientras que en el segundo habrá que buscar de dónde recortar. Aunque en la mayoría de las situaciones tampoco hay que obsesionarse con el peso. Hay que tener en cuenta que normalmente a pesar de estar gran cantidad del tiempo desplazándonos de un sitio a otro, no se harán grandes trayectos a pié con todo el equipaje; sino que simplemente se llevarán de un motel a la estación de autobuses o se alojarán en la parte trasera de una canoa, o cosas por el estilo. El peso es importante pero no crítico como puede ser en otras actividades como el alpinismo; basta con que sea manejable por nosotros mismos sin ayuda durante un trecho. Y en el caso de hacer largas caminatas o actividades similares incluso durante días, siempre es posible dejar gran parte del equipaje en hostales o consignas para llevarnos lo absolutamente necesario. De hecho, yo siempre llevo una bolsa de deporte plegable muy ligera que me sirva para dejar en algún punto parte del equipaje y ya lo recogeré a mi vuelta. De cualquier modo, la gestión del peso dentro de la mochila es un arte del que podéis encontrar mucha información en Internet, y al final vuestra experiencia os guiará como organizarlo para ir lo más cómodo posible.

El volumen, o mejor dicho el número de bultos, sí lo considero más importante. Llevar todo en una o dos mochilas nos permitirá tener un mayor control sobre ello y una mayor movilidad. Una mochila mediana a la espalda y como mucho una pequeña de ataque puesta al frente, nos dejará los brazos libres para maniobrar y acceder fácilmente a nuestras cosas más necesarias y no tener que abandonar aunque sea momentáneamente nuestro equipaje, como nos podría pasar con un troley o maleta en determinadas circunstancias. Esa pequeña mochila nos puede servir para llevar con nosotros los objetos imprescindibles (guías, dinero, documentación, agua, etc.) una vez hayamos dejado en el alojamiento el equipaje.

  • Comodidad, ante todo comodidad. Tener mucho material que no es fácilmente accesible para mí es tan inservible como no llevarlo. Peor, porque además debo cargarlo. Si cada vez que cambio de objetivo o utilizo un filtro debo quitarme la mochila, ponerla en el suelo para buscar en su interior, fotografiar y volver a colocarme todo, al cabo de diez cambios termino por no hacerlo. Si añadimos que vamos con un grupo, se cansará de nosotros y nos dejará muy atrás. Teniendo en cuenta que en muchas ocasiones a la espalda llevaremos una mochila grande con nuestro equipaje o pequeñas mochilas durante nuestros paseos en ciudades, llevar una mochila fotográfica mediana o incluso pequeña puestas por delante nos restringen mucho la movilidad e incluso nos incomodan al hacer las fotos por lo que su calidad se verá resentida. Yo opto por una riñonera estilo Lowepro photorunner, que me permite llevar al menos la cámara, un par de objetivos, un flash, memorias, baterías y el polarizador. Si necesito más espacio, i.e. para un tele-objetivo, lo cargo del cinturón de la riñonera con su funda acolchada. Considero que la calidad que obtengo en objetivos (más luminosos, mayor rango, mejor enfoque, etc.), incluso la capacidad de portar un flash muy accesible, supera con mucho a llevar un único objetivo todoterreno en una cartuchera, ya que como he comentado, el aumento de peso bien gestionado no es importante. Además el tamaño es lo suficientemente compacto para que en ningún aeropuerto me hayan puesto pegas por no facturarlo llevando otra mochila. Un extra que me consiento, es cargar con un trípode relativamente grande y pesado. Su ajuste es complicado pero suelo llevarlo atado a las cinchas de la mochila que va a la espalda. El trípode no se libra de ser facturado en los aviones. En esta mochila también echo algún filtro, material de limpieza, cargadores y alguna cosa más para almacenar las fotos que no requieren un acceso rápido o son más prescindibles. El material a cargar durante el día también depende del entorno y de lo que tenga pensado hacer en ese momento. Si, por ejemplo, salgo por la noche a cenar y dar un paseo solo echo la cámara con un pequeño objetivo fijo muy luminoso.

Equipo completo incluido en la riñonera.
  • Almacenamiento de imágenes y alimentación de los equipos electrónicos. Un aspecto importante durante largos viajes es la capacidad de almacenar todas las fotos que hacemos. En mi caso cuento con dos tarjetas de memoria de 4 Gigas cada una. Esto me permite sustituir en campo rápidamente una tarjeta por otra cuando se llena. Posteriormente vuelco las fotos a un disco duro portátil de pantalla pequeña que tarda unos 5 minutos en realizar el volcado completo, pero ya no tengo la urgencia que puedo tener si se me llena la tarjeta en mitad de una situación fotográfica interesante. El tamaño de 4 Gigas es por si fuera necesario hacer ,como último recurso, back-ups de estas tarjetas en algún cibercafé a DVD de forma sencilla. No es la situación adecuada, porque no siempre es fácil encontrar un Cibercafé y además la fiabilidad de estas copias es muy baja, teniendo en cuenta que si disparamos en formato RAW es difícil chequear en los ordenadores de estas tiendas. En la pocas situaciones en que me he visto obligado a tener que recurrir a un cibercafé, esta opción me ha supuesto además una enorme perdida de tiempo. Otra opción que existe son los pequeños ordenadores muy livianos que pueden ser una alternativa a los discos duros portátiles. Su peso, fragilidad y precio son sensiblemente mayores que los discos duros portátiles, aunque permiten pequeños procesados y mejor visionado durante el viaje.

Con respecto a las baterías hago algo parecido. Llevo dos baterías que me aseguro de llevar siempre cargadas para su rápida sustitución. En cuanto me es posible recargo la batería gastada. Si una batería dura unos 5 días a pleno funcionamiento con un par cuento con hasta 10 días hasta encontrar un punto de electricidad.

  • Protección frente a la intemperie y otras situaciones. A pesar de que este tipo de viaje no se puede considerar extremos en absoluto. Si es común verse en condiciones climáticas poco favorables para nuestro material. Es posible que haya muy bajas temperaturas, o condiciones de mucho polvo y arena en zonas desérticas o mucha, muchísima lluvia en época de monzón en Asia. Por lo que una pequeña bolsa con material de limpieza, así como bolsas de plástico o mochilas con protectores impermeables nos protegerán nuestro equipo. En mi caso, suelo guardar casi todo en pequeñas bolsas de ultracongelados para tenerlo protegido y compartimentado. Contra la humedad también echo alguna bolsita desecante, y si la lluvia es muy insistente una capa de agua me protege a mi y todo mi equipo. Contra la tierra, polvo o algo de lluvia yo tengo protegida mi cámara, que no es hermética, con una funda de látex (http://www.cameraarmor.com). Hay otro tipo de protección que hago a todo mi equipaje, incluida mi mochila. Generalmente no es recomendable facturar en aeropuertos la mochila con las cinchas sueltas, ya que pueden engancharse en los rieles y desgarrarla, por lo que yo uso un petate de cordura o plástico resistente, en el que me entra mi mochila completa junto con el trípode dentro de él. Este petate lo utilizo en el aeropuerto, pero también, al ir candado, me sirve para proteger mis pertenencias cuando duermo en sitios poco fiables (estaciones, trenes, albergues con mucha gente, etc.) o para que vaya en maleteros llenos de grasa o atado a bacas o medios de transporte animal. Al final, solo tengo que estar pendiente de este petate y los objetos personales que siempre van conmigo (documentación, dinero y mi riñonera con la cámara).

Cargando los petates para un trekking en el Himalaya.
  • Protección frente a robo y olvido. Además de las recomendaciones obvias de no hacer ostentación y demás, el echo de llevar un numero de bultos muy reducido hace que sea más controlable y reconocible. Ocultar marcas muy conocidas en mochilas y cintas, desde mi punto de vista también ayuda a pasar un poquito más desapercibido, por lo menos cuando llevamos la cámara guardada. De cualquier modo, mi experiencia es que a pesar de llevar un equipo que en algunos países supone varias veces el sueldo mensual de una persona media nunca he tenido problemas. En la mayor parte de los lugares las personas son amables y hospitalarias. Aplicando unas consideraciones razonables, no hay que agobiarse por este tema.

No es recomendable facturar nuestro equipo, además siempre podemos conseguir alguna imagen desde el avión.
  • Gestión del material y administrar la experiencia. Un hábito que recomiendo a la hora de preparar no solo la mochila fotográfica sino el equipaje completo, es realizar un listado con absolutamente todo lo que llevamos y evaluar si nos será imprescindible. Esto nos permitirá controlar fácilmente todo el material, comprobar a nuestra vuelta que cosas fueron prescindibles o echamos en falta y facilitarnos la tarea para futuros viajes, ya que si al pasar un par de años realizamos un viaje similar, la preparación de todo nuestro equipaje será mucho más rápido. Aquí os pongo de ejemplo un extracto de mis listados: