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Garza imperial (Ardea purpurea) Marjal de Almenara (Castellón) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl- Ocular 20-60x Cámara: Fujifilm E900 Autor: Juan Pérez

Inicios y técnica

La inquietud como observador de la naturaleza llevó a Laurence Poh (Malasia, 1925-2004) allá por el año 1999 a investigar como podría llevarse a casa «recuerdos» fotográficos de sus observaciones sin tener que acercarse mucho a la fauna o desembolsar una gran suma de dinero en grandes teleobjetivos. Fue así como descubrió que «simplemente» aproximando su cámara digital al ocular del telescopio de observación conseguía tomar imágenes de aquello que unos segundos antes había observado, naciendo así el «Digiscoping», término acuñado por el Francés Alain Fossé.

Esta técnica se difundió muy pronto entre los ornitólogos y naturalistas, ya que les permitía captar imágenes de lo que observaban en sus salidas de campo y les ayudaba a identificar especies. De hecho es uno de sus objetivos primordiales aún hoy. Sin embargo, el digiscoping se ha difundido también con gran rapidez entre los fotógrafos que buscan inmortalizar ese detalle del comportamiento de la fauna y no pueden realizar un exhaustivo trabajo de campo, ya sea por falta de tiempo o porque simplemente no quieren realizar este trabajo previo de localización, seguimiento y preparación. El secreto de esta técnica no es otro que acoplar a un telescopio terrestre o astronómico una cámara digital, consiguiendo distancias focales -aumentos- muy superiores a los teleobjetivos de fotografía convencional. Suena fácil, pero esta técnica aúna conceptos que hacen que no lo sea tanto.

El digiscoping a nivel teórico es sencillo, pero no deberemos angustiarnos en la práctica si al principio no conseguimos los resultados esperados, ya que se necesita un periodo de tiempo más o menos largo para poder practicar esta técnica correctamente. La combinación de estos elementos (Cámara + Telescopio), no permite utilizar el enfoque automático de la cámara, actualmente incorporado en todas las cámaras digitales del mercado. Además la profundidad de campo es muy limitada, por tanto el enfoque del sujeto se hace crítico.

EL EQUIPO

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Cámara compacta acoplada a Telescopio recto. Foto: Juan Pérez

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Cámara reflex con pletina antivibraciones acoplada a Telescopio acodado por medio de un fotoadaptador. Foto: Xavier Martínez

El telescopio

La primera pregunta que surge cuando empezamos en el mundo del digiscoping, es ¿qué telescopio será el mejor para esta práctica? Pregunta lógica si tenemos en cuenta que dependeremos en gran medida de este elemento para conseguir calidad en nuestras tomas.

Actualmente existen dos tipos de telescopios válidos para esta disciplina, los telescopios astronómicos y los terrestres. Los telescopios que podemos encontrar en grandes hipermercados a precios irrisorios suelen ser difícilmente aprovechables en nuestra técnica, dada la baja calidad de sus lentes.


Telescopios astronómicos

Los principales modelos usados son: Celestron C-5, Meade ETX-90, Meade ETX-125, Sky Watcher MC-127 o Televue Pronto.

Un buen argumento a favor de estos telescopios es su reducido precio con respecto a los terrestres.

En su contra, comparándolos a sus homónimos terrestres, podemos alegar que la calidad de imagen que se consigue con ellos, aun siendo excelente, es algo inferior. Por su construcción resultan menos resistentes a traqueteos, humedades y ambientes polvorientos. Asimismo, son más voluminosos. Y como último punto, pero no menos importante, la cantidad de accesorios que la industria auxiliar fabrica para estos modelos es menor, debido a su inferior cuota de mercado.


Telescopios terrestres

Todos los modelos abajo citados poseen lentes tratadas con fluorita, mineral que elimina aberraciones cromáticas, mejora sensiblemente el rendimiento óptico en condiciones de escasa luz ambiental, imágenes contrastadas o grandes aumentos. Es una opción absolutamente necesaria si queremos obtener imágenes con la máxima calidad posible.

Los modelos con fluorita más comunes son: Swarovski ATS 80 HD y ATS 65 HD -acodados-, STS 80HD y STS 65 HD -rectos-; Zeiss Diascope 85 T FL -versión recta o acodada-, Diascope 65 T FL -versión recta o acodada-; Leica APO-Televid
77 -versión recta o acodada-, APO-Televid 62 -versión recta o acodada-; Kowa TSN 823M Prominar acodado, TSN 824M Prominar recto.

Argumentos a favor: máxima calidad óptica disponible en la actualidad; construcción robusta pensada para aguantar humedades, traqueteos y ambientes hostiles; relleno del interior del cuerpo con gas nitrógeno para evitar la entrada de agua o la proliferación en el interior del cuerpo de microorganismos, hongos y otros «inquilinos» no deseados; sistema de oculares intercambiables entre todos los modelos de una misma marca. Cada día hay más accesorios fabricados por la industria auxiliar debido al creciente número de usuarios que los poseen.

En contra, la queja más extendida es su precio: son bastante más caros que los telescopios astronómicos, debido al tratamiento con fluorita de sus lentes.

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Martín pescador (Alcedo Atthis) Altea (Alicante) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl- Ocular 20-60x Cámara: Fujifilm E900 Autor: Juan Pérez


¿Acodado o recto?

Nosotros nos inclinamos por el telescopio recto, pues permite trabajar con relativa facilidad tanto con cámaras compactas, ya sean con pantalla giratoria o fija, como con cámaras reflex.

Con los telescopios acodados la dificultad reside en el ángulo de visión. Cuando se está sentado dentro de un hide o en el interior de un coche, la cámara queda en una posición muy elevada y hay que replegar las patas del trípode a una altura que posiblemente sea muy baja para estas situaciones. En el caso del interior de un coche, el propio trípode no se puede acortar mucho por los obstáculos propios del vehículo y se hace prácticamente imposible ver la pantalla de la cámara compacta o mirar por el visor de la reflex. La excepción son las cámaras con pantalla giratoria, que se pueden utilizar igual de bien con un telescopio recto que con un acodado.

Otra dificultad con la que nos encontramos es la localización del sujeto, pues con todos estos aumentos el ángulo de visión es muy pequeño y si a esto le añadimos que nuestra vista no está alineada con la lente, hace que la búsqueda del sujeto sea muy complicada y nos lleve un tiempo que será absolutamente necesario para poder fotografiar aves pequeñas muy inquietas y sobre todo aves en vuelo.

Con el telescopio recto se trabaja como si se tratara de un teleobjetivo. Al ser recto, se localiza al sujeto y se apunta más rápido, trabajando perfectamente con él desde el coche con un soporte de ventanilla. En general, la sensación y el modo de trabajo es la de tener un superteleobjetivo de enfoque manual. Para fotografiar es muchísimo más práctico que el acodado.

A día de hoy podemos afirmar que la calidad óptica del mejor de los telescopios terrestres es inferior a la que se obtiene con un teleobjetivo fotográfico de focal fija de gama alta de cualquier marca puntera del sector. Otro hecho es que en los telescopios no existe el autofoco y siempre debemos enfocar manualmente, no disponiendo de momento ninguno de ellos de sistemas antivibración que pueda absorber los movimientos derivados de un uso a mano alzada o los inherentes a las bajas velocidades de obturación.


Los oculares

Dependiendo del uso que queramos dar al telescopio hay que tener muy en cuenta la elección del ocular. Observar, fotografiar, tomas próximas, tomas lejanas, mayor o menor calidad… son variables a sopesar que nos llevarán a un tipo u otro de ocular sin temor a equivocarnos.

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Carbonero común (Parus major) Monfragüe (Caceres) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl- Ocular 20-60x Cámara: Nikon coolpix 4500 Autor: Xavier Martínez
Los oculares son unos dispositivos que, montados en el telescopio mediante un sistema de bayoneta exclusivo de cada marca, nos proporcionan la distancia focal -los aumentos- con su profundidad de campo correspondiente.

Al igual que con los objetivos fotográficos, existen los oculares fijos, que nos entregan mayor luminosidad y nitidez de imagen, y los oculares zoom, que sacrifican parte de esa luminosidad y nitidez a cambio de tener un mayor rango de aumentos. De todas maneras, en este último caso, la pérdida de calidad cuando pasamos del mínimo de aumentos -20x por lo general- al máximo -unos 60x- es apreciable.

A la hora de la elección tenemos que tener en cuenta tres parámetros: el diámetro de pupila, expresado en milímetros, la salida de pupila, también expresada en milímetros y el campo aparente de visión, expresado en grados o en metros de visión a los 1.000 metros. A mayor valor mejor calidad, por lo que nos daremos cuenta que los oculares fijos ganan con claridad.

Normalmente todas las marcas punteras -Kowa, Leica, Swarosky, Zeiss…- ofrecen aumentos similares en sus oculares: 20x, 30x, 40x ó 45x y 20-60x, aunque en algunas de ellas estos valores varían dependiendo del diámetro del telescopio utilizado.

Existen marcas que fabrican oculares adaptables a las principales marcas de telescopios, como por ejemplo William Optics o Scopetronix, pero que pecan de generar aberraciones ópticas evidentes en los ángulos de la toma y que al ser de pocos aumentos, la focal conseguida es algo corta. Muchos de estos oculares no vienen con la bayoneta propia del telescopio, aspecto fácilmente subsanable mediante diversos aros y roscas adaptadoras.

Para los ornitólogos y naturalistas le elección es bastante clara, decantándose por los oculares zoom, mucho más indicados para la observación y con los que se pueden obtener buenas fotografías si no pasamos de los 30x ó 40x. Además, en el caso de una rareza, siempre podremos aprovechar los 60 aumentos.

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Espátula común (Platalea leucorodia) Delta del Llobregat (Barcelona) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl – Fotoadaptador Cámara: Canon 300D Autor: Xavier Martínez
En el caso de utilizar aumentos extremos, la calidad de las tomas dependerá de las condiciones atmosféricas. La cantidad de luz disponible, la nitidez ambiental, la reverberación generada por el calor del sol sobre la tierra al calentarse, son aspectos poco conocidos pero que influyen muchísimo en la calidad final.

Los oculares fijos más utilizados para fotografiar son el 20x y el 30x, que nos brindan una luminosidad y una calidad de imagen superior al zoom. La única pega es que si no nos gusta la composición o el encuadre de la imagen, sólo podemos solucionarlo moviéndonos en el campo o recortando la imagen a posteriori en el ordenador.


El telescopio en el campo

Todos los que nos dedicamos a esta difícil disciplina que es la Fotografía de Naturaleza no podemos permitirnos perder una foto por culpa de que el equipo no responda adecuadamente. Es posible que esa foto perdida fuera esa instantánea irrepetible, tan buscada y ansiada durante años. Es por ello que cuando nos decidimos por un telescopio debemos valorarlo con los mismos criterios que aplicamos al resto de objetivos fotográficos: rapidez y precisión en el enfoque, calidad óptica, solidez y fiabilidad, garantías, buen servicio técnico…

Debemos entender en este punto que el telescopio es como un teleobjetivo más dentro de la gama de artilugios fotográficos que utilizamos en nuestras salidas al campo. Separar radicalmente el digiscoping del resto de la fotografía -algo bastante habitual-, a nuestro entender no es lógico, pues son dos herramientas para dos usos distintos pero con un mismo objetivo, la fotografía de las aves y la naturaleza. Es cierto que, como ya hemos comentado, la calidad óptica y la calidad de las imágenes obtenidas no es igual, pero tanto fotógrafos como ornitólogos pueden coincidir plenamente en la elección del telescopio, ya que ambos buscan la máxima calidad óptica y fidelidad de color.

Una vez en el campo nos damos cuenta de que las diferencias de construcción, calidad y ergonomía entre las distintas marcas dificultan en gran manera, incluso llegando a imposibilitar, la obtención de algún tipo de fotografía.


El enfoque manual

El enfoque es una de las mayores dificultades del digiscoping y por ello la rueda de enfoque adquiere una importancia especial. Lo complejo de enfocar bien se traduce en una gran cantidad de fotografías que acaban en la papelera de nuestro ordenador y en una infinidad de ocasiones perdidas. Si nos centramos en las principales marcas de telescopios terrestres -como por ejemplo Kowa, Leica, Swarosky o Zeiss- veremos que cada una de ellas opta por un sistema de enfoque diferente, cada uno con sus ventajas y desventajas.

Por un lado, Zeiss y Leica disponen dos pequeñas ruedas contiguas situadas en la parte superior del telescopio, una de enfoque normal y otra de enfoque fino. Kowa lo resuelve con una sola, igualmente pequeña. Por otro lado tenemos a Swarovski con su aro de enfoque grande, del mismo diámetro que el telescopio, muy similar al de un teleobjetivo. Todos ellos enfocan muy bien, pero la rapidez y facilidad varía de un sistema a otro.

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Gaceta común (Egretta garzetta) Delta del Llobregat (Barcelona) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl – Fotoadaptador Cámara: Canon 300D Autor: Xavier Martínez
Si comparamos unos con otros nos damos cuenta de que las ruedas pequeñas se revelan poco ágiles a la hora de pasar de la mínima distancia de enfoque a infinito o viceversa, por lo que en este sentido un aro grande como el de Swarovski es lo mejor para reenfocar puntos muy distantes entre sí con celeridad y para la captura de aves en vuelo. En cambio esas ruedas pequeñas de enfoque son más prácticas cuando pretendemos afinar enfoques muy precisos en escenas de poco movimiento gracias a su rueda de enfoque fino, muy sensible al tacto. Lo que ocurre es que la rueda normal debería ser, en estos casos, mucho más rápida reenfocando puntos distantes de lo que por ahora son.

Si utilizamos una cámara reflex veremos que la precisión de enfoque no dependerá de si la rueda de enfoque es grande o pequeña, sino de la claridad y calidad del visor de la cámara. En las cámaras compactas, en cambio, intervienen dos factores principalmente: la calidad de la pantalla -número de píxeles, brillo, contraste- y su tamaño en pulgadas. Por lo tanto queda claro que si la pantalla es pequeña y de baja calidad y el visor es poco luminoso y pequeño, la precisión de enfoque se verá reducida, con lo que las posibilidades de obtener fotos poco definidas se incrementará exponencialmente.


Obtener imágenes de calidad

Son tantos los aspectos que influyen en la calidad de las imágenes obtenidas con esta técnica que vamos a enumerar tan solo algunos de ellos: el enfoque manual, las elevadas distancias focales y la pérdida de nitidez inherente a las mismas, las trepidaciones en el momento de disparar debidas a vibraciones del trípode o por efecto del viento, las condensaciones y evaporaciones del terreno… Todo ello hace que conseguir una imagen con buena calidad sea mucho más difícil que con un teleobjetivo convencional. Cuando estos diferentes aspectos se solventan, podemos conseguir imágenes perfectamente publicables.

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Mochuelo europeo (Athene noctua) l’Alfàs del Pi (Alicante) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl- Ocular 20-60x Cámara: Fujifilm E900 Autor: Juan Pérez
Sin duda un telescopio de alta gama es importante para obtener la máxima calidad posible. Existen pequeñas diferencias de calidad entre este tipo de telescopios, con sutiles diferencias de coloración y tono -amarillento en Zeiss, azulado en Swarovski- fácilmente subsanables tocando ligeramente el ajuste de blancos en nuestro programa de edición de imágenes preferido. En este aspecto tal vez sea Leica la que menos dominantes de color muestra, siendo el telescopio preferido por ornitólogos y naturalistas, para los cuales el color es importantísimo a la hora de identificar con precisión algunas especies complejas.


La configuración del equipo

En este apartado trataremos de definir el equipo según dos variantes muy importantes: si deseamos un equipo tándem para observación+fotografía o si por el contrario nuestro objetivo es principalmente un equipo fotográfico.

Si lo que pretendemos es observar y fotografiar, nos decantaremos por una configuración que combine ocular -para observar- y cámara -para fotografiar-. Estos dos elementos se unen mediante un adaptador de dos piezas que mantiene firmemente el conjunto objetivo/cámara en el mismo eje axial que el ocular del telescopio y a una distancia óptima para realizar el enfoque. Al ser de dos piezas permite separar la cámara con su objetivo y la parte del adaptador que queda sujeto a ella para que quede a la vista el ocular (que mantiene la otra parte del adaptador) y poder así observar. Si queremos fotografiar, volvemos a unir todo el sistema y ya está listo para capturar imágenes.

Otra opción consiste en apoyar directamente la cámara -compacta- a pulso sobre el ocular del telescopio, con la ventaja de tener siempre el telescopio libre para la observación. Es un sistema rápido aunque inestable, pero muy difundido entre ornitólogos que principalmente desean documentar observaciones de aves raras o para identificar aves en casa tras una salida de campo. Ya sea a pulso o con adaptador, si utilizamos una cámara compacta conseguiremos los mayores aumentos en digiscoping -3.000 mm o más en 35 mm equivalentes-, ya que unimos los aumentos del zoom del ocular con los del zoom de la cámara, si bien con una pérdida de calidad importante.

Si por el contrario nuestro objetivo primordial es la fotografía y no la observación, debemos optar por un equipo con una configuración más sencilla con la que se obtiene una mayor calidad de imagen, que sería la siguiente: telescopio + fotoadaptador + anilla T + cámara reflex SIN objetivo.

El fotoadaptador elimina el ocular del telescopio, el objetivo y el adaptador de dos piezas, ya que se une directamente a la bayoneta de la cámara mediante la denominada «anilla T», que por un lado se enrosca al fotoadaptador y por el otro a la bayoneta específica de la cámara. Con esta configuración perdemos la posibilidad de variar el encuadre ya que es una focal fija -de entre 800 a 1.000 mm, según telescopio utilizado- y que nos obligará a acercarnos más al sujeto, pero a cambio obtenemos una mayor calidad de imagen.


El adaptador

Como hemos comentado anteriormente, para acoplar la cámara -ya sea reflex o compacta- al telescopio necesitamos la ayuda de un adaptador.

En el caso de las cámaras reflex existen varios tipos de adaptadores, algunos de las propias marcas de telescopios como el fotoadaptador de Swarovski, Zeiss o Leica, que unen el cuerpo de la cámara al cuerpo del telescopio -sin ocular-. Además existen otros modelos que acoplan la cámara con objetivo al ocular del telescopio.

En el mercado de las compactas la variedad de los adaptadores es directamente proporcional a los diversos tipos de cámaras existentes en el mercado. No todos los adaptadores sirven para todas la cámaras, pues prácticamente cada tipo de cámara necesitará el suyo propio. Algunas marcas de telescopios tienen sus propios modelos de adaptadores «universales», pero que no son la panacea y al final es mejor adquirir los fabricados por torneros especializados para cada modelo de cámara y/o telescopio.


La cámara

Podemos definir en este punto qué cámara es más recomendable para el ornitólogo/naturalista y cuál para el fotógrafo.

En el caso del ornitólogo/naturalista, la cámara ideal será una cámara digital compacta y ligera, con buena resolución y un zoom óptico suficientemente potente que, unido a los aumentos del ocular, permita aproximaciones espectaculares. Este equipo ligero permite fotografiar sujetos muy lejanos sin preocuparnos en exceso de la calidad de imagen, ya que el objetivo principal es la identificación de especies. Aún así, la elección de la cámara no es fácil, ya que deberemos evitar en lo posible el viñeteo, consistente en el oscurecimiento en las esquinas de la imagen que en ocasiones puede ser tan pronunciado que en la pantalla aparece la imagen en el centro enmarcada por un círculo y el resto completamente negro. Este efecto es muy común en todas las compactas en mayor o menor medida, y se debe a los pequeños diámetros de los objetivos y a la estructura de los zoom de este tipo de cámaras. Por este motivo no todas las cámaras compactas sirven para esta técnica, por lo que sería conveniente que antes de adquirir una cámara de estas características para practicar digiscoping nos informáramos de si está probada y funciona.

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Colirrojo Real (Phoenicurus phoenicurus) Delta del Ebre (Tarragona) Telescopio: Carl Zeiss Diascope 85Fl – Ocular 20-60x Cámara: Nikon coolpix 4500 Autor: Xavier Martínez
Algunas de las cámaras compactas digitales más utilizadas en digiscoping son las Nikon de la serie Coolpix, modelos 990, 995, 4500, 5000 y 8400. Otras cámaras utilizadas con éxito son las Canon A95, Olympus C-6060 y C-7070, Sony DSC-V3 y las Fuji E-900 y F30.

En el caso del fotógrafo, la cámara ideal será aquella que nos proporcione la máxima calidad de imagen, sin importarnos en exceso el peso ni las extremas focales que para un ornitólogo sí son esenciales. Nuestra elección es clara y se decanta por la reflex con fotoadaptador, con la ventaja de que todas las reflex son válidas ya que no padecen de viñeteos.


El trípode y la rótula

En cuanto a trípodes, existe una gran variedad y será indispensable que el escogido sea robusto y estable. Podemos optar por los modelos de carbono para ganar ligereza en el conjunto.

En cuanto a las rótulas, se recomiendan las que sean estables y que proporcionen movimientos fluidos y regulares, sin saltos bruscos, permitiéndonos centrar al sujeto con la máxima precisión. En este caso las rótulas para video son las que mejor reúnen estas características.

En el caso de utilizar cámaras reflex será casi imprescindible, para evitar trepidaciones y conseguir el centro de gravedad óptimo, utilizar unas zapatas especiales más largas de lo normal. Existen algunas catalogadas, pero en el caso de cámaras muy pesadas será imprescindible que un tornero nos fabrique una zapata adaptada a nuestro equipo y que además disponga de un soporte para el cuerpo de la cámara y de esta manera evitar la posible trepidación que provoca el golpe del espejo en las reflex.


Texto: Juan Pérez y Xavier Martínez