…no debería uno levantarse de la cama. Sobre todo cuando hay un partido de baloncesto contra Alemania a las 9 de la mañana. ¿A quién se le ocurrirá semejante horario?

   Bueno, pues antes de empezar el partido, ya corre por los bancos de los fotógrafos que la selección va a ir a visitar la muralla después del partido. ¡Hey, buenas fotos!, pensamos todos. Y ya nos imaginamos a los jugadores todos felices posando para nosotros con un fondo de montañas por las que sube y baja la muralla, al estilo de tantas imágenes como hemos visto durante toda nuestra vida. Pero no podía ser todo tan bonito. De hecho, en la foto ya se ve que yo no lo acababa de ver claro mientras esperaba junto a «nuestro» taxista en la puerta oeste de la Villa Olímpica, a que saliera el autobús de los jugadores para seguirles hasta la muralla…

   Lo que viene después es surrealista: hora y pico achuchando a nuestro taxista para que no perdiera al bus. Ibamos 5 coches detrás de ellos. El tío se picó con el coche de TVE a ver quién conseguía estar justo detrás del bus, aquello parecía un G.P. Entrábamos en un peaje y todos buscando el carril más vacío para ganar puestos. Nuestro chófer, un crack : en dos paradas en el pit-lane adelantó a los 4, aunque al principio hubo que achucharle un poco, pero luego demostró ser competitivo.

   Total, pa qué. Llegamos a la muralla, y la tromba de agua que nos acompañó la mitad del camino terminó de descargar allí. Los chinos nos venden paraguas por cinco veces lo que valen, Aíto (sí, en persona) compra ocho para los jugadores, se bajan unos cuantos y suben una callejuela llena de tiendas hasta donde se coge un teleférico para subir, porque estamos en un monte muy empinado. Rodeados de fotógrafos y cámaras de televisión. El teleférico está cerrado por la lluvia, así que finalmente, se vuelven a Pekín, y nosotros con ellos. Medio día perdido, y hoy hace un sol y un cielo azul…primer día desde que llegamos. Manda narices.

   Bueno, el día anterior os dejé porque me iba al…boxeo! No lo había hecho nunca, y bueno, conseguí algunas fotos pasables. Son 4 asaltos de tres minutos, y sólo valía cuando el nuestro estaba mirando hacia mí, y cuando soltaba el brazo. Así que tuve que estar atento.

   Más cosas. Esta mañana he vuelto a…premio : natación. Me he sacado el doctorado ya, vamos. Pero no he vuelto como los otros días, no señor! Porque antes he pasado por…Nikon! Y me he ido al cubito con ese avión que se ve en la foto. Me han dejado una D3, un 400 2.8 VG ED noséquémás, el nuevo, vamos, y un converter 1.4x

    Bueno, he disfrutado como un gorrino en un charco. Impresionante la calidad de la cámara y del pepino. Además, lo miras, ves el carbono del parasol, y ya disfrutas. Pues cuando la enciendes y disparas…sin palabras. Así que no me creo que nadie se vuelva a Canon porque da mejores colores, lo siento. Bueno, nadie con las neuronas en su sitio, claro. Ya os enseñaré esta foto entera.

    Después de la sexta medalla de oro y el sexto récord del mundo del  Monstruo, había saltos de trampolín. Sin historia. Se hacen preciosidades, pero claro, los que se tiran el día allí y tienen tiempo. Yo tenía que cubrir el expediente : una foto de la españolita que saltaba hoy.

   Tarde : ciclismo en pista. Reza lo mismo que con el trampolín, así que no me repito.

   De allí me he ido en taxi al baloncesto, donde las chicas han recibido una paliza de las americanas. Por cierto, no he dicho lo que nos costó el taxi de ayer… Fueron SEIS horas con el taxímetro en marcha, y unos 200 kilómetros más o menos, porque aquello estaba a unos 90, y lo que recorrimos por Pekín…total : 600 pichurros (la moneda oficial china rebautizada por los españoles) , o sea, unos CINCUENTA Y OCHO euros!!! Pa flipar.

   Pues eso, que como el velódromo queda cerca de Wukesong, donde está el baloncesto, pues no estaba dispuesto a pasar 40 minutos en el bus del velódromo al MPC, y allí esperar 20 minutos más y pasar otros 40 del MPC al basket. Así que me he ido a la oficina de prensa del velódromo, y cuando una chinita (acertásteis, chiquita, sonriente y con gafitas) me ha preguntado : «Can I help you?», yo he contestado lo que me enseñó mi padre : «Yes, you can». Y me ha escrito en chino la dirección de la sede del baloncesto, para enseñársela al taxista. Y es que como te encuentres de pronto en un taxi sin saber cómo decirle a dónde quieres ir… Sí, ayer llevábamos escrito : «siga a ese autobús hasta la Glan Mulalla». No es coña.

   Pues en el basket, la atención del público no estaba en la lección magistral de las americanas a nuestras españolitas, sino en la grada, porque estaban los americanotes viendo a sus chavalas. Aquí está el Kobe ése, pobrecito, ignorante de la paliza que les vamos a pegar mañana, inmortalizado por El Avión D3. Y yo estaré allí para verlo, y contarlo!

  Me debéis 45 minutos de sueño, que tengo el curro por hacer y son las…12 y media pasadas. Pero no iba a dejaros por segundo día sin mi ladrillo!

Adiós, niños.

JMC