CONCLUSIONES.

La 30D puede juzgarse desde dos puntos de vista totalmente diferentes. Puede valorarse como cámara aislada, y entonces hay que reconocer que resulta atractiva. La calidad de construcción de la misma es magnífica, la ergonomía muy buena, la pantalla amplia y luminosa, es muy rápida, el buffer que posee es grande, la velocidad de grabación sobresaliente, la calidad de imagen está fuera de toda duda… y el precio no se antoja terriblemente elevado, de hecho, es de las máquinas más equilibradas de Canon (si es que podemos considerar equilibrados 1300€) con la excepción de la estupenda 350D. En su contra tiene los conocidos problemas de todas las EOS en lo que respecta a la medición y el balance de blancos. Además, también posee el pobre visor de la gama media-baja de Canon y su cuerpo sigue sin estar sellado. El del balance carece de toda importancia, siempre que disparemos en RAW, pero el de la medición puede resultar un incordio en determinados ambientes, y no hablemos ya si decidimos hacer una excursión a la nieve. Sobre el visor… ya casi estamos acostumbrados a él, mal que nos pese. La ausencia de juntas de sellado en el cuerpo, sin embargo, impide el uso seguro en bastantes situaciones y constituye un grave problema. Obviamente, no se ha incorporado ningún tipo de sistema para la limpieza del sensor o la estabilización de imagen, que cada vez más cámaras de la competencia (y mucho más baratas) traen de serie.

Sin embargo, si la juzgamos teniendo presentes las prestaciones de la anterior generación, la 20D, no puede considerarse una digna sucesora de la misma. Básicamente Canon nos ofrece más de lo mismo, un poco mejor y un poco más barato, pero sin aportar ninguna novedad que merezca realmente la pena (a excepción quizá de la medición puntual y el histograma por canales), a no ser que decidamos disparar en JPG. Como ya se comentó al comenzar la prueba, la mayor parte de "innovaciones" corresponden a una mera reprogramación del firmware y, en cuanto al resto, nada que haya supuesto la más mínima complicación a la compañía. De hecho, consideramos que la denominación 30D viene totalmente grande a esta cámara, habida cuenta del salto que hubo de la 10D a la 20D o de la 300D a la 350D, salto que aquí no existe en forma alguna. Parece que Canon, actual líder indiscutible en el mundo de las réflex digitales, ha decidido vivir de rentas con esta nueva generación. La compañía es consciente de su situación de privilegio y no duda en explotarla mientras no exista competencia real. No se ha preocupado de corregir los problemas que tradicionalmente vienen atormentando a todas sus DSLRs y sigue basando su estrategia de venta en la gran calidad de imagen que ofrecen sus equipos, sin aportar nada nuevo al mercado. Quizá Sony, con su nuevo sistema, sea el revulsivo que necesita para dejar de vender siempre el mismo producto.

Así las cosas, podemos recomendar la 30D sin ningún reparo a todos aquellos usarios de las ya obsoletas 10D ó 300D, ya que por poco más de mil euros tendrán una cámara de primera línea, capaz de ofrecerles muchas satisfacciones. Para los poseedores de una 350D o una 20D, sin embargo, no consideramos que el "salto" merezca la pena en modo alguno.

Nota final: