Después de subir al Kilimanjaro, Daniel Cabezas Zubimendi (dcabezas) se fue de safari por tierras africanas, en este estupendo reportaje nos cuenta su experiencia.


Cuando te preparas por primera vez para un Safari, te asaltan un montón de dudas de todo tipo. ¿Sólo camiseta y bermudas o necesitaré manga larga? ¿Sandalias o tocará andar fuera del 4×4? ¿Cuánto dura la jornada? ¿Desde que hora puedes andar por el Parque Natural de turno, y hasta cuándo? y sobre todo…. ¿Qué equipo fotográfico me llevo? ¿Todo? ¿Monopie? ¿Puedo descargar tarjetas por la noche? ejem… ¿Hay electricidad?…

Una montaña de preguntas que hacen que comiences a disfrutar de un viaje mucho antes de empezarlo. En nuestro caso, si a esto le añadimos un trecking al Kilimanjaro (ropa de montaña, saco, botas y material de escalada) y una semana en Zanzíbar (bañadores y material buceo), el resultado es un equipaje para invierno, primavera y verano con el añadido del material fotográfico, que no cabe en la mochila ni sentando encima un elefante.

Pero al final te llevas lo imprescindible y comienzas el safari con una idea clara: el material de valor debe caber en una mochila de mano, y el resto en bolsa grande se quedará en el campamento todo el día.

Así comienzamos nuestro safari por el Parque Natural de Tarangire, de 2600 km. cuadrados y a unos120 km de Arusha, que debe su nombre al río que lo atraviesa dirección norte hasta el lago Burungi.

En el Tarangire da la sensación de que todo está cerca. Te reciben Cebras y Kirk´s dik-dik (Bambis) nada más entrar, y las acacias africanas inundan el parque alternándose con impresionantes Baobabs.

Con un buen guía al volante del vehículo, pronto tienes la oportunidad de disfrutar de Babuinos, Ñues, Impalas, Jabalies berrugosos y cantidad de hervívoros que no dejarás de observar en todo el safari.

Un par de buenos consejos para un safari fotográfico por Africa serían: ni trípode, ni monopie ni na, un BEANBAG es lo ideal durante todo el safari. Hay que tener en cuenta que todas las fotografías las realizas desde un vehículo, y la estabilidad de un buen beanbag apoyada en el techo o en el borde de una ventanilla es brutal. Otro consejo sería aprender cuanto antes que el conductor hará lo que tu le digas. No te cortes en gritar “stop” en cuanto divises algún ejemplar que te interese, igual que avisarle cuando sea necesario que retroceda o avance para lograr el punto de vista más atractivo, es su trabajo y no le molesta. En nuestro caso contratamos la furgoneta para nuestro grupo de cinco personas, supongo que si vas con desconocidos esto se puede complicar, pero no entiendo desplazarse a África para hacer fotos y luego perder buenas oportunidades por timidez.


Babuino marcando territorio


Elefante en el Tarangire


Una leona solitaria cazó y devoró un ñu en el Tarangire

El Tarangire nos regaló la oportunidad de observar una leona con un ñu recién cazado, dándose un festín a 20 metros del coche, una pitón trepadora en lo alto de un árbol, un leopardo descansando en una acacia, impresionantes atardeceres y cantidad de especies que identificabamos atropelladamente con nuestra guía de campo.

El campamento no estaba mal, y nuestro cocinero Nasibu nos deleitaba cada noche con una buena cena para reponer fuerzas antes de descansar en la tienda.

Tras dos dias disfrutando de este parque dirigimos nuestros pasos hacia nuestro siguiente objetivo, el Parque Natural del Lago Manyara. Situado a 126 km de Arusha, abarca 330 km2 de los cuales el lago ocupa unos 200 m2. Otro parque “pequeño” donde el Lago interminable está siempre presente y marca la vida de todas las especies, desde Hipopótamos a multitud de aves acúaticas que abarrotan las orillas cerca de las pistas. Este lugar impresionante se pierde en la distancia dejando entrever manadas de búfalos y elefantes, así como una de mis especies preferidas, la Jirafa.

Estos dos primeros parques tienen más ejemplares de mamíferos grandes en la época seca, de junio a octubre, así que pudimos disfrutar de buena cantidad de animales al visitarlo en septiembre.

Pero lo mejor estaba por venir, y cuando por fin llegamos al famosísimo Parque Natural del Serengeti, tuvimos la sensación de estar en el África que conociamos por los grandes documentales. 14.763 km2 de sabana, llanuras, colinas y montañas arboladas de color dorado, donde entiendes por que al León le llaman el rey.