Un vistazo general revela que la integradidad estructural de la maleta apenas se ha comprometido. Existen numerosos arañazos y magulladuras, pero sólo se observa un rotura real, en la zona del cierre derecho. Se produjo en uno de los últimos golpes contra las piedras, antes de incendiar la maleta, era una simple fisura y a simple vista no resultaba prácticamente apreciable. Posteriormente, tras la prueba de resistencia calorífica, la zona fisurada, aún muy blanda debido al efecto del fuego, se fracturó un tanto al quitar violentamente el mosquetón que aseguraba el cierre de la 1510. En la imagen también se aprecia el asa pequeña, situada en la zona del trolley, que se partió limpiamente en uno de los golpes.

Como se puede ver, las roturas se produjeron en la zona de estrechamiento, en los puntos donde se situan los nervios de anclaje, algo más débiles que el resto del asa en general:

La parte delantera de la 1510 fue la zona más respetada por el fuego, aunque también en ella se aprecian claramente los efectos del calentamiento excesivo. Como se ve, los cierres de la maleta han resistido bien y su doble articulación está prácticamente intacta.

El otro pestillo también funcionaba sin problemas al finalizar el análisis, pero recordemos que se localiza en la zona fisurada, único punto real de la 1510 donde se comprometió ligeramente la estructura del contenedor:

El asa frontal tampoco sufrió desperfectos dignos de mención, más allá de las magulladoras causadas por los impactos:

Y tampoco hubo problemas con la válvula de compensación de presión, que no llegó a derretirse y por tanto se mantenía operativa al final de nuestro trabajo:

Igualmente, la junta que posee la 1510 para garantizar el hermetismo de la misma una vez cerrada no sufrió ningún tipo de daño durante la prueba. En este caso, ni siquiera el fuego logró hacer mella en la misma, ya que se encontraba perfectamente protegida mientras se consumían las capas más externas de la maleta:

El trolley, tras el pequeño incendio, se fusionó con la base del recipiente, siendo totalmente imposible volver a sacarlo de nuevo. Sin embargo, la integridad estructural de la zona se mantuvo intacta en todo momento, no peligrando el contenido interior:

Las ruedas también sufrieron los efectos del calentamiento, pero las dos estaban perfectamente operativas al terminar la prueba, y no presentaban signos de rotura:

La zona de la 1510 que más daños sufrió a consecuencia del fuego fue la parte trasera. En este lugar las llamas lograron comenzar a consumir el propio polipropileno, que se mostró como un buen combustible, aunque, por suerte, de combustión lenta. Esto nos permitiría contar con un intervalo de seguridad de al menos tres o cuatro minutos para intentar apagar las llamas y posteriormente rescatar el contenido de la maleta en caso de sufrir un accidente real. La adherencia de grava a toda la zona trasera indica que ésta se encontraba ya derritiéndose en su parte más externa.

La nerviación encaminada a dar solidez a la zona de las bisagras presentaba un aspecto terrible tras sofocar las llamas:

Sin embargo, una vez abierto el contenedor, se comprobó que la integridad de las bisagras estaba casi intacta, y seguían manteniendo la tapa superior de la maleta firmemente anclada en su posición: